miércoles, agosto 30, 2006

Génesis

Tu vientre fructífero y fecundo
penetrante en su olor húmedo a tierra y lluvia fresca,
cálido tacto, reposo de mi rostro,
eco de tu corazón en mi mejilla,
frontera ilimitada del deseo,
mar en el que naufrago cada noche
y arca por la que me salvo del diluvio.

Tu vientre esconde la canción de cuna más hermosa,
la melodía que fue origen de la vida.

lunes, agosto 28, 2006

De nuevo

Escuchando a Alikhan Samadov


... la muerte repite mi nombre y yo lo escucho
con la absurda certeza de poseer la vida.
Juan Luís Panero



De nuevo el manto de tu ausencia
reposa sobre los hombros de la vida
ocultándola en su sombra.

De nuevo conjugo el sortilegio
que te adentra en mi consciencia
y prendo el sahumerio sagrado
que me entregaron tus ancestros
una tarde en que hermané el horizonte y el futuro
haciéndolos inalcanzables.

De nuevo viene tu voz entre pétalos de adormidera
sajando el aire y el vacío hasta mutarme en viento
que arrastra mis olas a tu playa
y lamen tus pies desnudos
con la pasión de un loco,
la devoción de un ciego.



viernes, agosto 25, 2006

Los adioses

Suelo subrayar (con lápiz) las frases de un libro que me resultan interesantes. Hace tiempo pensé que podría resultar curioso escribir una reseña de un libro encadenando frases del mismo. Sólo lo hice con “Los Adioses”• de Onetti y buscando en mis viejas notas encontré esta recensión que hice hace bastante tiempo. No he podido repasarla porque le dejé el libro a una amiga y hasta el momento no me lo ha devuelto, aunque no pierdo la esperanza.


Los Adioses (Juan Carlos Onetti)


Iba al bar a tomar una cerveza. Esto sucedía en las tardes de fracaso, cuando el nombre de mujer, que él había dibujado en el sobre, se hacía incomprensible, de pronto: cuando la soledad nos importa somos capaces de cumplir todas las vilezas adecuadas para asegurarnos compañía, oídos y ojos que nos atiendan.

En aquel momento, él ya no era un hombre sino una abstracción que apelaba, sucesiva, alternativamente, a la piedad, a la memoria, a la decencia, al sagrado porque sí, que se arrepentía de haber pagado como precio la soledad, esta manera de no ser nada.

Sabe que viajó para oír una negativa, para ser razonable y aceptar, para permanecer en el resto del tiempo como un mito de dudoso consuelo. Ella tenía esos ojos fríos, inconvincentes, de las mujeres que esperaron demasiado tiempo. Las desgracias para él ya sólo servían para marcar fechas, para separar y hacer inteligibles, los principios y los finales, de las numerosas vidas que atravesamos y existimos, para resolver pasados comunes que nada tenían que ver con el suelo que estaban pisando: la existencia del pasado depende de la cantidad de presente que le demos, porque el pasado no vale más que un sueño ajeno.

Estaba encogido, sonriendo, dejándose llenar por la bondad hasta que le resultara insoportable y llenaba sus horas sabiendo que, en el pueblo, la vida de él y la muchacha, encerrados allá arriba, resultaba provocativa, insultante, por hallarse libres del mundo.

jueves, agosto 24, 2006

Rumbos y derrotas

Quisiera ser flexible como un junco,
ceder al viento sin quebrarme
volviendo a erguirme cuando amaine.
Modelar tus formas cimbreante
y adaptarme al contorno de tus ansias.

Pero he marcado un rumbo
-espero que no sólo una derrota-
que transforme
-más allá de mi paisaje-
mi lugar en el mundo
y sus fronteras.

El camino marcado
me lleva hacia mí mismo,
a intentar asumir mi yo con todos sus problemas.
Alcanzada esta meta
buscaré nuestro destino
que prevalecerá más allá de todas tus mareas.

viernes, agosto 18, 2006

El peso del humo

…siempre para vos, An.

Vamos a pasear por el muelle...
hoy cenaremos pescado y langostinos.
Quiero sacar una foto de la luna menguante entre tus piernas
y oler tu pelo en la frontera del agua
y que el frío nos haga acurrucarnos en nosotros
y sentir el pulso más antiguo de la tierra
en cada latido que nos une.

Hoy, amor, no soporto el vacío de la ausencia,
y el peso del humo me aprisiona.

jueves, agosto 17, 2006

La simplicidad de lo bello

Salí a pasear con mi cámara, mi música, mi cuaderno y mi pluma.
Al pasar por una casa en ruinas

"Alguien diría que es nuestro amor"
            –pensé-

vi una puerta
"Alguien diría que es nuestro amor"
            –pensé-

cerrada con una cadena y un candado ABUS:
"del centro a los lados BUAS"
            –pensé-

"o sea Buenos Aires "
            –pensé-

"o sea Nosotros "
            –pensé-

"o sea Siempre"
            –pensé-

"o sea Besos con Boca-acción de cadenas "
            –pensé-

"Nuestros besos "
            –pensé-

"sí los nuestros "
            –pensé-

y decidí apostar…

"Encuadro, disparo, publico…
y si ve la simplicidad de lo bello
el futuro es nuestro "

            –pensé-

"y si no, «la noche es mía»"




viernes, agosto 11, 2006

Interpersonalización


Mirando mi antiguo cuaderno de notas he descubierto esta postal. La recibí después de 3 años de amor intenso e intermitente intercambiando cartas y entrevistas fugaces y de un año más de no tener noticias de ella.

El recibirla me conmovió, aunque en aquel momento parecía que entre nosotros sólo quedaba cariño: habían desfilado por nuestras vidas múltiples amantes y cada uno de nosotros parecía que había decidido que no volveríamos a estar juntos nunca más. Aún así el último intento serio de seguir siendo amantes ocurrió en el año 2000. Por aquel tiempo yo tenía claro que no podía ser. Ella aceptó la proposición de convivencia de un amigo común y desde entonces no he vuelto a saber más que noticias vagas de ambos.

No obstante, el año pasado le escribí un poema, recordando la postal recibida. Lo publiqué en este mismo blog y ahora lo reedito:

Vanarasi

Llega suave la brisa hasta mis poros
trayendo aromas que no había conocido.
Suenan lejanas las notas de un sitar
mientras el fluir del río se torna en un deseo.

«Desde donde fluyen los cadáveres
te recuerdo…»

Y yo te recuerdo, aunque sea un cadáver,
vacío el esqueleto y el corazón vacío.

Y yo te persigo, aunque sea un muerto,
llevando el epitafio de tu ausencia
que se deslizó hace tanto
por el fluir del río.

Todo esto lo escribo a forma de fetiche, de amuleto que me ayude a sobreponerme a la ausencia que ya parece inevitable, al menos durante un tiempo. Por la remitente de la postal sentí un amor que creí imposible de recuperar en ninguna ocasión. Siempre pensé que el resto de amores futuros estarían más basados en la ternura que en la comunión verdadera. Estaba equivocado, como un amor actual vino a demostrarme.

En estos momentos este fetiche se convierte en el único medio de expresión (el término adecuado sería “in-presión”, pues no es más que un monólogo interior con memoria en tinta) que intenta sustituir al lenguaje meramente epidérmico que, cómo si de un sistema de exclusas se tratase –la piel-, iguala las presiones a ambos lados de la compuerta, haciéndola innecesaria.

Creo que mi mayor anhelo es la asunción de mi ser por una conciencia externa: una despersonalización profunda que dé paso a una armoniosa interpersonalización.

Y eso, amor, lo habíamos conseguido.


jueves, agosto 10, 2006

Semillas de futuro (inexistente)

"Aunque os temo en demasía, con vos he de quedarme para ya nunca salir de este palacio de lóbrega noche. Aquí, aquí me quedaré con los gusanos, tus más fieles criados. Ah, aquí me entregaré a la eternidad y me sacudiré de esta carne fatigada el yugo de estrellas adversas"
William Shakespeare, Romeo y Julieta - Acto V


Desde su casa se veían los tilos
por sobre los cactus en el alfeizar.
Un gran cuadro presidía el salón
en el que sobre un colchón pequeño
supimos entrelazarnos con una obscenidad ingenua y clara:
entonces todo era sencillo,
entonces todo era hermoso.

Miradas de agua cruzaban entre nosotros
mientras nuestro aliento se entrecortaba.

Miradas expresivas como caricias
que iban mucho más allá del tacto
-dedos que nos servían para palparnos
con el ansia de un par de ciegos que se descubren-

Su cintura estrecha rodeada por mi brazo
en un paseo por el muelle
o mientras comprábamos pescado para la cena.

El abrazo estrecho y furtivo
en el piso de arriba de una librería
mientras fingíamos buscar un libro
-el contacto de su espalda en mi pecho
y el aroma de su pelo pegado a mi cara-

La alegría de encontrar por fin el libro de Carver
que me había propuesto regalarle.

El peso de la despedida.

Todo esto permanece en mi memoria.
Me ampara en esta lejanía.
Sé que a ella le sucede lo mismo:
nuestras lágrimas de gozo y tristeza
nunca fueron impostadas.

Yo aspiraba a transferirte ese conocimiento
ancestral y mágico
que sólo se diluye y se difunde
en las cálidas aguas de un beso.

lunes, agosto 07, 2006

Segunda oportunidad

Me ha sobrevenido una ola de tristeza. Empezó a engendrarse anoche cuando hablé contigo y te notaba distante, meditabunda. Luego vi tus fotos publicadas y una extraña sensación me fue embargando. Antes de dormir me concentré en pensar en ti, por ver si conseguía soñarte, pero no ha podido ser, sólo recuerdo unas terribles pesadillas en las que no aparecías. Aún recuerdo con bastante detalle esos angustiosos sueños de una sordidez y violencia espantosas y siguen formando parte de mi estado de ánimo.

Te he escrito y luego te he leído y te he vuelto a escribir y ahora me falta la entereza para pedirte que te salves de esta agonía, lo que me entristece aún más.

Creo que voy a intentar dormir un rato, a darle una segunda oportunidad a este día.

jueves, agosto 03, 2006

Parsimonia

Para y por vos, claro...

Hoy me asquea mi propia parsimonia
quisiera gritar, sentirme morir, pero no puedo:
parezco un caballo derrengado
a punto de llevar al matadero.

Hoy quiero florecer mi sangre en bruto,
llorar con lágrimas de siete leguas
y abrazar hasta morir o dar la muerte.

Estoy harto de contención, del estoicismo
bastante estoico estaré entre cenizas…
hoy muero por sentirme en vos hasta la médula.

martes, agosto 01, 2006

Para con sin ti

No dejan de sorprenderme las interpretaciones de un mismo hecho. Por ejemplo, un poema que pretende expresar amor y que busca la reconciliación puede desencadenar todo lo contrario: a veces el lenguaje nos separa más que nos une, a veces las palabras pueden quedar como ecos amargos en nuestra conciencia y emponzoñan nuestro estado de ánimo en el mejor de los casos, o incluso nuestros sentimientos a largo plazo en casos peores.

Releo lo escrito intentando adoptar la perspectiva del lector en el que causó el efecto opuesto del deseado. Para intentarlo eficazmente, recurro a la respuesta generada y al conocimiento que creo tener de dicho lector… y me paro en la primera estrofa:

La nada fue hecha y saltó hecha jirones
desperdigados trozos de este amor insano
como cualquier amor que merezca tal nombre.


Mi intención era decir que cada vez que nos hemos separado o caído en el silencio (nada fue hecha) se vio vencida (saltó hecha jirones) no ya por nuestro amor completo (cuando podemos compartir la comunión de estar juntos) sino por los fragmentos del amor que podemos ofrecernos cuando estamos separados, esas vagas representaciones de nosotros cuando nos privan del más necesario de nuestros sentidos: el tacto. Y tildo a este amor que siento como “insano” porque duele, enajena, se infiltra en los huesos, como todo amor que merezca ser denominado amor. Un amor que no duele cuando hay separación, en mi opinión, no merece tal nombre.

¿Merece la pena que siga? En verdad no lo creo, no creo que nada de lo que diga pueda reconducir su estado de ánimo, le haga comprender cuánto significa, al menos para mí, nuestro amor.

Hoy, ahora, creo que lo único que serviría es invitarla a reposar su cabeza en mi pecho, que escuchara tranquilamente los latidos de mi corazón y le acariciara el cabello dulcemente (o ella a mí) hasta que recuperáramos la serenidad para asumir plenamente, sin resquicios ni temores, la transcendentalidad de nuestros sentimientos.

¿Vienes, amor?

Sintigo

La nada fue hecha y saltó hecha jirones
desperdigados trozos de este amor insano
como cualquier amor que merezca tal nombre.

Insano es el dolor de palabras calladas
de caricias ausentes con su tacto de aire
de miradas perdidas como ahora mis manos.

¿Vendrás alguna vez a romper el silencio
con los besos sonoros de exaltados amantes?

Sabes que nos basta con un simple “te amo”:
lo sencillo salpica de verdad los errores.

Y recompondremos el lecho con sábanas frescas,
con los labios más tiernos,
las miradas más dulces,
con el alma presta como siempre al combate
contra el sinsentido de sentirnos lejanos.