domingo, octubre 25, 2015

De valses y museos

Desde que percibo al vals como un baile subjuntivo
le tengo una afinidad casi maníaca.

La razón es
      -quizás-
prosaica,
pero ahora llueve y truena
y la tormenta tiene su poética:
ilumina el rayo 
y el trueno rasga las vitrinas
para que el agua 
     -infiltrada- 
rescate al objeto del museo.

lunes, octubre 05, 2015

De la inteligibilidad y otros baluartes


Cuando creo distinguir la razón del mundo
me quedo anestesiado entre el dolor a rosas,
entre el rasgar del viento.
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Espero resurgir del alcohol con la metralla de las horas
para que nada vuelva a resurgir sin su sentido.

Dejé de concebir
y casi paro
a un ser bastardo y deslumbrante.
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Acercarse a la realidad
sin resultar mediocre
-como si la mediocridad nos distinguiese
o pudiera resultar irrelevante
o, lo más difícil,
ininteligible.-
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Cuando veo los cuadros azules de la página
casi  me espanto y dejo de escribir.

Hasta que me doy cuenta
de que no escribo
-ni a penas delineo-
el contorno acerado del hastío.
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A veces recuerdo el tacto de tus yemas
y el sabor dulce del manantial de sangre que fueron tus encías:
casi rozaba las raíces de tus dientes
cuando buscaba la vida en tu saliva.
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Amanece y el cansancio
amenaza con robarme otro día.
Quisiera poder cruzar la puerta,
enfrentar la irrealidad del mundo
y arrebatarle un poco de sentido.

Pero aquí quedo,
en este papel que no distingue la aspereza,
que tan sólo se tiñe de tinta
-reprimido-
---

Cuando el alcohol se atenúa
y el brillo del empeño disminuye
no debo ceder al cansancio….

Algo sentí, algo escribí, algo traicioné
y algo he sido:

contradicción entre el papel y la tinta que lo embarra,
desafección entre el temblor y su mañana,
febril puente entre las letras
que osaron reunir inexistencias.