domingo, abril 15, 2012

Shame

Un adagio se deshace entre las manos mientras un repiqueteo obstinado se desliga del patrón de tiempo desbordándolo.

Cuando me mostró sus lágrimas ya estábamos borrachos, pero aún acerté a decirle que podemos crear otras vidas si nos damos tiempo, si no caemos en la trampa de lo urgente, si no profesamos la fe en la desesperación. Era un intento de consuelo, un apretón de manos a un enfermo, una esperanza de luz para mirar al cielo, un intento de mostrarme como otra puerta hacia el mismo infierno, para hacerle notar que si hay dos infiernos iguales resulta mucho menos temible la propia noción de infierno.

 Lo temible es la unicidad, lo absoluto, la redención imposible, la pérdida sin medida. El sinsentido al que nos aboca el sentimiento. La sensación de la negación de cualquier sensación ulterior por la intensidad brutal de la sensación de ahora. El paso lento de la vida sobe la corteza de los pinos dorados de Tasmania. El lento poso del olvido que, como un mantra, se repite con ligeras desviaciones en una campana de bronce repujado.

Ahora, cuando la vergüenza viene a imponer sus voces, me siento sordo. Me encuentro bien, reconfortado, por que hallo causa a lo perdido: la necedad (también de otros) debe tener su precio y su naufragio.
  Shame (BSO), Harry Scott


domingo, abril 08, 2012

La petite mort



No volverás a mí
aunque me pienses
aunque dejara una impronta en vos
y te “amarara”.
Y a mi pensamiento vendrás
aunque no sientas
ni re-sentirlo quieras,
ni lo negaras.
Tu vida pasada no se irá
-yo bien la guardo-

Me provocas ser yo,
a querer puentes
aunque jamás habré de atravesarlos.
Mi memoria no es débil
sino tu fuerte,
un altar que se huella
sin profanarlo.

Hay muchas causas
y vos sos una,
tan dulce fuente de la amargura,
tan digna loba de las estepas,
tan lucero prófugo de la alborada.

El maltrato hiende al corazón
y lo separa
en vos y en vos
y va callando
mientras se acalla el mío
que recorre mi ser
en tu paisaje.

Aún sin miedo
no fui valiente.
Incapaz de tomarte
sí supe asirte
cuando caías entre el estruendo.
Vaivén sin brazos
y sin cuarteles.

Ni yo supe abrazar
ni vos morirme,
“la petitite mort”
quedó lejana.

  Bath, Jóhann Jóhannsson



domingo, abril 01, 2012

Prerrespuesta

Aparto el camino para tener excusa
 cuando me pregunten si conocí un horizonte.

Pero es -porque será- baldío.
 Nadie me hará jamás esa pregunta.

 Existes en el conocimiento sin contraste.
En la muestra “a penas” remarcada, condolida
-nunca condonada-
de lo que fue más que un sueño
-desborda su aspereza las mañanas,
 su tacto rugoso nunca pudo ser el tuyo,
 aunque cortas más que cien guadañas-

Una línea. Muchos puntos. Nada es en sí.

Salvo si callas.

  Odi et amo, Jóhann Jóhannsson