domingo, julio 30, 2006

No era necesariamente cierto

"Mi amor es de una índole muy peculiar, porque no siento que poseo a Justine, y ni siquiera aspiro a desear esa posesión. Es como si sólo nos uniéramos a través de la autoposesión, asociándonos en una etapa común de nuestro desarrollo. En realidad ultrajamos el amor, pues hemos probado que los lazos de la amistad eran todavía más fuertes. Estas notas, cualquiera que sea el ánimo con que se las lea, sólo aspiran a ser un comentario obstinado y tierno sobre un mundo en el que he nacido para compartir mis momentos de mayor soledad -los del coito- con Justine. Imposible acercarme más a la verdad."

Justine, L. Durrel

Durante muchos años creí que era cierta esta frase. Durante muchos años el coito me pareció la antesala de la soledad, porque no me permitía acercarme tanto como necesitaba a la persona amada. No hablo de amantes ocasionales o relaciones frívolas, por supuesto. Hablo de relaciones verdaderamente deseadas, amores que pueden ser para toda una vida, aunque acaben no siéndolo. Sin embargo hace unos días releía mis notas sobre Durrell y al leer la frase ya no me pareció cierta. En mi interior me decía a mí mismo que había llegado a la compenetración más sublime que podía imaginar durante el coito: ella derramó unas lágrimas y yo me sentí absolutamente conmovido reposando sobre ella. En aquél momento no tenía presente la frase de Durrel, pero ahora, al leerla, he de confesar que para mí ya no es cierta; en un preciso instante de mi vida me sentí absolutamente parte de un todo que colapsaba el mundo en dos personas, prácticamente indistinguibles una de otra, la penetración era algo tan sencillo como una reconciliación de dos fragmento de una alma que se fundían de nuevo.

Supongo que cuando leáis esto, pensaréis que exagero, que soy un mentiroso o que estoy enajenado. Y comprendo que lo penséis, yo también lo pensaría de no haber vivido esa experiencia. Os deseo de todo corazón que os suceda.

sábado, julio 29, 2006

Murmullo

“No quiero seguir forzando a nadie, no quiero hacer promesas, pensar la vida en términos de pactos, resoluciones, compromisos. Clea interpretará mi silencio según sus propias necesidades y deseos, y vendrá o no vendrá; ella es quien debe decidirlo. ¿Acaso no depende todo de nuestra manera de interpretar el silencio que nos rodea?
Justine, L. Durrel


La desesperación me descentra, me convierte en una sombra de mí mismo, casi en una caricatura. Y no puedo permitírmelo: la amo demasiado como para perderla por mi desesperación. He de refrenar mis ganas de salir corriendo hacia ella, de hacer todas las concesiones que me pida, ya lo hice y no funcionó, porque en ese mismo momento dejé de ser yo y ella me ama a mí, no a mi caricatura. Ceder a mi angustia es la mejor forma de conseguir que todo se hunda, que todo se desvirtúe, lo cual no implica en absoluto que me muestre distante o displicente, al contrario, quiero hacerle sentir que la necesito pero que uno no puede dejar de ser lo que es. No recuerdo quien dijo algo parecido a que no se puede someter al alma a una ortopedia total sin arruinarla definitivamente. Nuestro amor pasó la etapa de la preparación del (re) encuentro, del (re)encuentro en sí, y un tiempo de la separación, luego se ha venido quebrando en sucesivas ocasiones, pero hasta esta ocasión se había regenerado, aunque los dos sabíamos que era una sanación en falso, que no era duradera, que quedaban cuestiones importantes pendientes de resolver.
Ella ha optado por el silencio, y yo he de saber interpretarlo. Más aún, he de saber reconducirlo y ahora me considero incapaz de hacerlo. Creo que he de centrarme, protegernos a ambos de mi desesperación, confiar en la fortaleza de lo que nos une y en la debilidad de lo que nos separa, creer en nosotros y no romper su silencio salvo con un suave murmullo como este que ella pueda leer si lo necesita.

viernes, julio 28, 2006

"Los hermosos vencidos"

Quizás no haya sabido explicarle el bien que ella significa, lo agradecido que estoy al destino por haberme permitido amarla y por haber sido amado por ella: es justificación suficiente para mi vida, tan sólo por ello esta vida mía no habrá sido en vano.
En mi corazón no hay ningún rencor ni ninguna vestigio de antipatía o desdén hacia ella, tan sólo lamento no haber sido más sabio y quizás más fuerte para no haber llegado a defraudarla. Mi amor sigue intacto y ello me hace respetar sus decisiones por más que no las comparta o que me duelan. El tiempo dará su dictamen: festina lente. El destino nos reencontrará o nos convertirá en recuerdo, pero el suyo en mí siempre será precioso, porque llegué a conocer su hermosa esencia, a oler el más recóndito perfume de su alma, a escuchar el timbre más armonioso de su voz.
Tan sólo ansío tener la entereza necesaria para aceptar su decisión y agradecer todo lo que me ha concedido. Gracias, de todo corazón... y mis besos, siempre.

jueves, julio 27, 2006

Radiación de fondo

Quizás tengas razón, quizás el silencio sea el camino, el único camino. Pero cómo duele, y a este dolor me refería cuando te dije muy al principio que asumiendo el dolor se gana libertad. Corrimos un alto riesgo, era muy probable que tuviésemos que sufrir como estamos sufriendo y aún así decidimos arriesgar y saber por fin de nuestras pieles, de nuestro calor, de nuestra saliva, de nosotros como seres predestinados a encontrarse y a dejarse huellas profundas mutuamente, profundas huellas que nos abrieron la puerta a otra realidad distinta de la que conocíamos por separado.

Aún así, tengo la amarga sensación de que no hemos sabido desprendernos completamente del miedo al dolor, creo que ha seguido estando entre nosotros como una radiación de fondo y que no nos ha permitido experimentar hasta el límite de qué éramos verdaderamente capaces juntos. Y es esta sensación la que hace que me plantee esta pregunta, que me inquieta y me hiere y me deja sumido en una incertidumbre angustiosa ¿de verdad nos dimos totalmente el uno al otro, o hemos intentado salvaguardar una parte de nuestras emociones por miedo al dolor de la probable ausencia?

Y a esta pregunta le sigue otra ¿qué hubiésemos llegado a experimentar si nos hubiésemos abierto plenamente nuestros corazones?

Mientras tanto el silencio permanece como un abismo entre nosotros.

miércoles, julio 26, 2006

De nieblas y océanos (I)

"Se besaban con la urgencia de sanar una herida"


Miro al mar
-en este atardecer sombrío-
y te imagino paseando por el muelle
¿qué nos depara el destino?
¿Seremos uno
o seremos apenas un recuerdo?
-casi olvido-

Nunca lo dudé, mas hoy lo dudo.
No se cómo brillarán tus ojos
en este desierto de besos desterrados
ni el gesto de tu rostro al pensarme
-si es que aún me piensas-

Enmudece el corazón
y llueve en el puerto
mientras la niebla desciende
y cubre nuestro océano.

martes, julio 25, 2006

¿Qué?

En cierto modo él era el más feliz porque no tenía una idea preconcebida de lo que quería a cambio de su amor”
Justine, L. Durrell

¿Qué buscaste en mí desde mil generaciones
que te llevó a hacerme creer que éramos uno?
¿Qué hallaste en mí, que con tus lágrimas
limpiaste mis fantasmas del pasado?
¿Qué adivinaste en mí
que dejaste a un lado la coraza
haciéndome creer que otra vida era posible?

¿Qué inventaste en mí
                  para dejarme solo?


lunes, julio 24, 2006

Donde te halles

Si me dejas habitando este vacío
¿Cuánto perdurará mi esencia?
¿Cuál será el destino del amor
mas que el fracaso?
¿Dónde se hospedará mi tacto sin tu carne?
¿Dónde reposará mi cabeza sin tu pecho?
¿Dónde se posarán tus labios sin los míos?
¿Qué peinaran tus dedos sin mis penas?

Un colapso vital de las mañanas
-letargo de hielo y sal y acero
que palpa y eriza los tendones-
se propaga agrietándome los huesos.

Solo el cuerpo perecerá de hambre
mis ojos indagarán tus labios
tu sangre hervirá en mis venas
mi voz soñará tu oído
tu boca se deshará entre mis lágrimas.

Mi alma sólo encontrará cobijo
donde siempre supo imaginarlo:
-el lugar donde estuvo el paraíso-
                allá donde te halles

domingo, julio 23, 2006

Bajamar

Para Uma, en estos días de bajamar en mardel


Perdí la fe en mis palabras
en mi mirada
en el amanecer
en el ocaso
en el alcohol
en el papel
en la pluma
en las rendijas de luz en tu ventana
en tus palabras
en mis noches
en tus días
en mi suelo
en tu cielo
en la amistad
en lo austral
en lo norteño
en el odio
en la pasión
en la ternura
en la luz
en la sombra
en el aire
en el agua
en la siembra
en la cosecha
y en muchas más cosas que ni sé cómo se llaman.

Desamparado, me pregunté ¿qué me queda?

Y respondí sin titubeos

-sí, lo adivinaste-

            “nuestra patria”

viernes, julio 21, 2006

Carta enviada en fecha de hoy

¿Qué hacer cuando los actos y las palabras nos traicionan en su significado?
¿Qué hacer cuando no es posible recurrir al abrazo y a la quietud del lecho?
¿Qué hacer cuando nos sentimos incapaces de sobreponernos a lo que estamos seguros es sólo malestar e incomprensión provocada por la ausencia continuada?

Saber y sentir que los sentimientos pueden fluir mansamente de un corazón a otro, sin turbulencias, tan sólo con una mirada prendida en otra y, que a la vez, es posible abandonarse a una pasión emocionada y emocionante sin pudor porque no se tiene consciencia del otro sino de un todo, y a pesar de ello no encontrar el camino que abra las compuertas que nos creamos como salvaguarda y que sólo consiguen aislar el tránsito de sentimientos que tanto necesitamos, esto me provoca una sensación de tristeza e impotencia que me colapsa el ánimo, perdón, que nos colapsa. En realidad bien lo sabemos, ya lo hemos padecido y lo padeceremos otros 50 años.

Estoy convencido de que un amor que no necesita de esclusas es una rara avis, un tesoro “in eternum” (estaba equivocado, se escribe así) que no debe ser desdeñado, y que si lo fuera nos pesaría el resto de nuestras vidas. Y aunque no depende sólo de nosotros, sí depende de nosotros. Y sé que sabemos que merece la pena.

Te dejo mis besos, como siempre.

jueves, julio 20, 2006

Lo indestructible

Si lo indestructible queda destruido
qué nos queda más que la peregrinación
a través de las espinas y la escarcha,
de desiertos de lajas afiladas,
hasta desgastar las ansias y los nervios
hasta revolverse en uno, girarse entero,
y llorar,
llorar hasta deshacer en lágrimas los huesos,
hasta diluir el barro maldito que nos forma,
y ser sólo agua que pueda evaporarse
y, con ella,
esta tristeza, esta cadena tan pesada.


Qué nos queda
más que desatar la riada de la angustia
para que nos inunde de repente
y por completo
y se reparta en cada piedra
en cada lecho,
en cada caricia malgastada,
en cada labio sin sentido,
en cada corazón,
en cada abrazo,
en cada beso.

Rememoro


Fragmento de "Theresa" de Gabriel Yared



Busco centrarme para sostener el equilibrio:

          arrebato, fuego, aliento, disparo,
          punción, delirio, fulgor, abandono


Encadeno los deseos a las ansias,
el amor a tu mirada vespertina,
engarzo en nuestro fracaso todas las derrotas
recobro engrandecido todo el dolor pasado

          -denso vino añejo que nos brinda el destino
          en una copa colmada de llanto
          astillada de tiempo y con turbidez de espacio-


Rememoro

Un sutil hilo de memoria
enhebra las esquinas del recuerdo
y hace daño.
Cada mirada humedecida por las lágrimas,
cada sonrisa tímida de dicha,
cada tacto, cada sabor, cada gemido,
elevan el alma y la desploman
hasta el final de un pozo abismado,
hace daño.

Pero, en verdad, lo que duele hasta la médula,
lo que machaca los huesos y desgarra las arterias
es, sin más, la negación de la esperanza,
el aborto del tiempo en sus raíces,
tu silencio a ras de suelo
perfecto en su realidad brutal que me avasalla,
los besos que daremos sin besarnos,
los recuerdos que tendremos que inventar,
el fin de un sueño que era vida
-la vida más vital que pudiera concebirse-
la seguridad de saberse equivocado.

martes, julio 18, 2006

Abismo

Esta es mi sangre:
puedes beberla
pertenece más a tu ser que al mío.


Y no será peor desangrarse
que leerte
-o no leerte-
porque tampoco hay mayor abismo
que tu ausencia.

sábado, julio 15, 2006

Venlafaxina

Tanto la venlafaxina como su metabolito activo O-desmetilvenlafaxina (ODV) son potentes inhibidores de la recaptación neuronal de serotonina y norepinefrina y débiles de la recaptación de dopamina.

Si he entendido bien, mi cerebro presenta demasiada eficiencia en la recaptación de la serotonina, lo que provoca niveles anormalmente bajos de este neurotranmisor y, consecuentemente, conduce a tener una visión negativa tanto del entorno como de uno mismo.

He de reconocer que yo era contrario a tomar ningún tipo de droga para salir de un estado depresivo, hasta que el psiquiatra me hizo una sencilla pregunta:“¿si fueras diabético, tampoco usarías insulina?”.

Esa pregunta me hizo darme cuenta de que mi estado depresivo era producto de un defecto genético desencadenado por una serie de factores coadyuvantes. Si bien ya había padecido en otras ocasiones este tipo de postración, esta vez cobró unas dimensiones que me inhabilitaban para la vida cotidiana, lo que me hizo acudir al psiquiatra pero con la intención de recibir sólo psicoterapia. En ese momento me planteó lo anterior.

Asusta darse cuenta de lo débil que resulta lo que llamamos consciencia, cómo nos limitamos a complejas reacciones bioquímicas, cómo este amor que siento no es más que la respuesta bioquímica a un estímulo bioquímico, cómo los estados de ánimo son tan maleables y nos pertenecen, en el fondo, tan poco.

Desencadenantes irracionales de efectos irracionales profundamente intrincados en el cerebro y que afectan tanto al comportamiento como a la relación interpersonal…

Y ante esta desazón y zozobra sólo concibo un faro: la firmeza del amor más allá de todos los incendios y todas las cenizas. Sí, amor, me refiero a este amor nuestro.



Nota del fotógrafo: Este señor estaba embelesado escuchando un acordeón diatónico, pero estoy convencido de que el grado de extásis que presentaba se debía más algún tipo de alteración de la percepción que a la verdadera valía de la música.

viernes, julio 14, 2006

Releyendo a Girondo (esta vez de noche)

Del recontrapunto de la recasi antípoda
rebrotan tus piernas hasta reenredarme,
remonta tu lengua para relamerme
regresan mis besos para rebasarte

re-plie-go tus pliegues para re-ha-cer-te

re-cu-bres mis párpados para re-te-ner-me

re-to-co tus senos para re-la-jar-te

re-ma-to en tu boca para re-co-rrer-me

Reencuentras tu rostro en una sonrisa
recoges tus manos en una repisa
repongo mis dedos en tus recovecos
fefulge esta tarde entre tus reflejos

re-par-to el aliento para re-lle-nar-te

re-pa-ras mis faltas para re-di-mir-me

re-lan-zo mi abrazo para re-sar-cir-te

re-co-bro tus deudas para re-ca-tar-te

Releo, releo,
resuello, resuello,
y sólo re-solo,

cuando estoy re-cuerdo parezco re-loco


Nota.- Tengo un dilema:

  1. ¿Debería mantener sólo la versión nocturna?
  2. ¿Debería mantener sólo la versión canícula?
  3. ¿Debería mantener las dos versiones?
  4. ¿Sería mejor olvidarse y no mantener ninguna?

lunes, julio 10, 2006

Releyendo a Girondo (en plena canícula)

Del recontrapunto de la recasi antípoda
rebrotan tus piernas hasta reenredarme,
remonta tu lengua para relamerme

re-la-mo tus pliegues para re-te-ner-te
re-la-mes mis páramos para re-te-ner-me
re-to-co tus senos para tu re-la-jo
re-ma-to en tu boca para re-co-rrer-me

Repliegas tu rostro en una sonrisa
recoges tus manos en una repisa
repongo mis dedos en tus recovecos
remato esta tarde entre tus reflejos

re-par-to el aliento para re-lle-nar-te
re-pa-ras mis faltas para re-di-mir-me
re-lan-zo mi abrazo para re-sar-cir-te
re-co-bro tus deudas para re-ca-tar-te

Releo, releo
y sólo
re-cuerdo parezco re-loco




domingo, julio 02, 2006

De nuevo, hoy es tiempo

A veces las mareas horadan las entrañas
al igual que las olas excavan en la roca.

Es tiempo de amar sabiéndose indefenso,
es tiempo de ser fuerte aún sintiéndose frágil.
Es tiempo de aprender de todos los errores,
aquéllos que son míos,
aquéllos que son tuyos.

Pero
-ante todo-
es tiempo de crecer,
de nutrirse por dentro,
de seguir adelante,
de subir un peldaño,
de convertir en empuje
estos errores nuestros.