viernes, agosto 31, 2007

Perder es una cuestión de método

Perdí. Siempre perdí.
No me irrita ni preocupa.
Perder es una cuestión de método.
Luis Sepúlveda

Al ver fechas me es imposible no evocar mi estado por los sucesos acontecidos, microsucesos que sólo afectan a un número muy reducido de personas pero que tienen la facultad de ahormar un mundo, mi mundo, y también aumentan el grado de empatía al reconocer el dolor: hay muchos tipos de adioses y distancias, muchos tipos de nostalgias y melancolías, pero creo que todos ellos causan el mismo tipo de dolor.

Las casualidades consiguen alzarnos por un instante que suele ser breve, nos reconvierten en nosotros cuando creíamos ser unos advenedizos y nos demuestran que aún era posible salir del yo para compartir un vital nosotros. Y si alguna vez ha sucedido así no tiene por qué no repetirse. Ése es mi credo en este tiempo en el que me pregunto dónde ha quedado la atmósfera compartida enmarañada en versos, en respiraciones, en tactos, en deseos o solamente en sueños y la respuesta es tan sencilla como aparentemente inútil: donde no habita el olvido.


      Untados,  Aterciopelados

jueves, agosto 30, 2007

Ingenuidad

Insomnes las aristas
recorren las plantas de mis pies cuando camino.
Atrás quedan las pisadas y la sangre
unidas a la sensación de ser turista en este mundo.

Desdoblado,
me extiendo al sol para secarme
mientras se secan las huellas
hasta volverse polvo.


He empezado a escribir esto con el estado de ánimo que da la pérdida y apoderándose de mí la sensación de que hemos sido unos ingenuos ¿Cómo se nos pasó por la cabeza que podríamos vivir juntos, que bastaría una casa de madera con un árbol y esperar la lluvia para hacer el amor junto su tronco, vivir fuera del mundo como dos seres que se ansían y se completan, alear la pasión y la ternura en un único y completo sentimiento? ¿Cómo se nos pudo pasar por la cabeza?

Quizás porque era cierto.


      Zdes' khorosho,  Rachmaninov

miércoles, agosto 29, 2007

Todo pasa

Nos decimos: “todo pasa”.
Pero no es cierto, nunca lo ha sido.
La nostalgia permanece
a través de los años
y las vidas.

El dolor no es el mismo,
se atenúa
hasta ser sólo un molesto rumor de fondo
que perdura
mientras me convierto en ese ser distinto
que me saluda al despedirse
para no acabar yéndose nunca:
ya desde niño presentía tu existencia
en la sombra de otros seres
que también algo presentían en la mía.

Y cuando llega la luz
-tan cegadora-
acaba segando nuestras piernas
y caemos a plomo contra el suelo
intentando arrastrarnos
lejos en el tiempo y la memoria
mientras nos decimos “todo pasa”
en forma de salmodia
o letanía
que conjure el error que cometemos.

Decimos “todo pasa”
mientras
-en realidad-
sólo pasa nuestra vida.


      La flaqueza del bolchevique,  Roque Baños

De marcas y destinos

Marcaba el adiós nuestro destino
            ...y no supimos cambiarlo.


Dedicado a las noches, aún sin domesticar, de sueños y vodka


      La reconocerás al oírla

lunes, agosto 27, 2007

Fideicomiso

Se me caen los brazos, las piernas, las esquinas,
las orillas, los ríos, los ribazos,
los antes del después,
el después a secas,
las costillas,
la risa, la mirada,
las tripas que ya rebosan las amígdalas.

Se me caen por trozos,
penosamente a cuotas,
a plazo fijo, a interés variable,
en fondos de pensiones,
en fideicomisos de tantos “hasta pronto”,
en vuelos sin escalas,
ni escaleras,
ni telones,
sin luz en los actores,
sin escenario, sin público.

Se me caen en silencio
como disculpándose
-perdón me dicen
cuando me abandonan-
aunque yo no les culpo:
yo también me iría si supiese hacerlo,
si hubiese aprendido
a no morir a trozos,
en penosas cuotas,
fijando términos fideicomisarios.


      Poema de Oliverio (editado),  Osvaldo Montes

De sueños y raíces

Si sólo fuiste un sueño,
aún guardo tu cuerpo en estas letras
-grafías de la calma cuando ríes,
signos de colores si me besas-
como el alimento inesperado
del papel en blanco
en el que hizo mella el desaliento.

Si sólo fuiste un sueño,
aún guardo tu luz en estos ojos
que me permitieron verte
con la lengua, el gusto, el olfato,
la presión de mi piel en tus mañanas
en las que despertabas
sorprendida de poder amar de esa manera.

Si sólo fuiste un sueño
imbricado en el peso de la tierra,
en tu vientre siguen viviendo mis raíces,
en tu voz se refugian mis mareas.


      Ganas de verte,  Roque Baños

viernes, agosto 24, 2007

Recorrido

Recorro los tejados
y las casas,
las sombras, las lágrimas, las vísceras,
los charcos, los ríos, las cloacas,
las presas de montaña, los barrancos,
las minas de carbón, las de wolframio,
todas las caras del diamante,
el cuarzo, la mica y la ortosa,
la espina de los peces, las conchas de bivalvos,
los ojos de las moscas, las colas de lagartos,
las patas del ciempiés y sus antenas,
las tetas de las monjas y las vacas,
las pisadas de toros y vicuñas,
las pezuñas de llamas , los marsupios,
las pinzas del cangrejo, las alpacas,
los granos de arena, los sargazos,
los resquicios de luz y las ventanas,
la sed, el hambre, el hastío,
los mástiles, las velas y las patrias,
la media, la mediana, la esperanza,
los desiertos, las selvas y los trópicos,
la pampa, el chaco, las salinas,
la tierra del fuego y la quemada.

            En pos de vos recorro hasta la médula.


      El lado oscuro del corazón,  Osvaldo Montes

De inquietudes y despertares

El porvenir pertenece a aquellos
que no están desilusionados.
Georges Sorel

Me despertaba inquieto
por haberme dormido.

Miraba hacia tu lado
-presintiéndote-
pero no bastaba.
Tenía que acercarme para olerte,
sentir tu pulso entre tus hombros,
contemplarte desnuda y dormida:
el perfil de tu rostro
trazaba la frontera de lo amado,
sin reservas,
con la plenitud que sólo brinda el llanto
que se escapa con pausa
y cubre las pupilas.

Me despertaba inquieto,
desprovisto de todo
-sólo quedaba la necesidad
de volver a abrazarte,
de sentir tu cintura
habitando en mis manos-



      Separate Lives,  Gabriel Yared

miércoles, agosto 22, 2007

De palabras y peces

Las palabras nadan como peces
en un banco difuso.

Entonces, te pienso,
y se ponen en fila
y saltan a mis manos
con un orden preciso.

En el fondo sos vos
quien escribe el poema.


      Siento en su mano la tuya,  Alberto Iglesias

martes, agosto 21, 2007

Ba

Pueden prohibirme seguir mi camino,
pueden intentar forzar mi voluntad.
Pero no pueden impedirme que,
en el fondo de mi alma,
elija.
Henrik Johan Ibsen

Sí, silencio.
Sin duelo, sólo silencio
para escuchar mi rumor en vos,
en nuestra sangre,
en nuestros nervios.

Sentirte en cada sedimento
de mis huesos,
en cada sonrisa que vierto en el vacío,
en el silencio.

Sentir el ba que compartimos
-con su cuerpo de halcón
y nuestros rostros-
cómo indeciso se confunde,
cómo nos funde,
siempre indecisos.

Sí, silencio.
En nuestros ojos.
En los cimientos.

Amuleto egipcio del Ba (foto de internet)


A Small Measure Of Peace, Hans Zimmer

De estambres y pezones

Cara sposa, amante cara,
Dove sei?
Deh! Ritorna a' pianti miei!
Cara sposa (Aria de “Rinaldo”), Georg Friedrich Händel


Miro el estambre de amapola:
mi vida es más frágil en tu ausencia.

Te soñé en un pueblo de la mancha
que no tenía nombre y no pude acordarme
ni en el sueño.

Llevabas un vestido blanco con calados
a la altura de tus pechos
y, al levantarte de la cama,
viniste directa a abrazarme
con los pezones a la altura de mis ojos.

¿De dónde vienen estas lágrimas?
¿Este dolor en la garganta?

Quizá fuese mejor
el no saberlo.



When I am laid in earth (Dido y Eneas) , Henry Purcell

lunes, agosto 20, 2007

O inclusiva

Quizá seamos dos extraños
aunque nos duela.
Quizás somos íntimos
aunque nos duela.

Aunque no nos duela, somos.
Quizá sólo pasado.
Quizás tan sólo huida.
Quizás queremos ser futuro
aunque nos duela.

Quizá no nos quede más remedio.

Reflejamos frases
en espejos de otros
evitando la luz directa de la mirada,
el susurro cálido de las palabras
como mariposas blancas
-a veces rojas, a veces negras-
que intercambiábamos.

Jugando a ser mejores de lo que somos
conseguimos ser mucho peores.

Aunque
-en el fondo-
las disyuntiva es una:
o somos necios,
o ya no somos.


      Cara sposa (fragmento),    Haendel

domingo, agosto 19, 2007

Aprendizaje

La realidad no deja de ser una construcción mental por abatimiento.
La aceptamos como tal sólo cuando nos sentimos impotentes para cambiarla.

La melancolía es un campo abonado para la reflexión y, ésta, sólo es un intento de aligerar el peso sobre la consciencia cuando nos inquieta la respuesta a la pregunta de si podríamos haber hecho más. En el fondo es una candidez, pues siempre se podría haber hecho más, siempre cabía dar un golpe de tuerca en el tornillo sin fin que es el ejercicio de la autocrítica, siempre se puede imaginar un retorno, cambiar un ligero hecho y dejar que el efecto mariposa haga su labor: un ligero cambio de contorno en un problema mal condicionado produce resultados imprevisibles. No lo digo sólo yo, me apoya la teoría del caos, o mejor, yo me apoyo en ella para afirmarlo. Como conclusión sólo cabe decir que somos el producto de una cadena de casualidades y, aunque no seamos conscientes de ello, somos descendientes de los primeros seres vivos del planeta por la sencilla razón de que estamos vivos (sencillo e improbable son conceptos distintos, era muy improbable que naciéramos, pero ha resultado sencillo).

Nuestra vida es un conjunto de náuseas sartreanas, un abrir puertas que impiden que otras se abran. Así nuestra vida es un camino en un grafo que tiene forma de árbol exponencial irregular, un camino que teóricamente debería maximizar la felicidad, pero que carece de medida en su evaluación y en el que no se puede realizar un retroceso a ramas anteriores para recalcular el camino. Todo esto nos lleva a concluir de forma inapelable que la vida es un problema irresoluble pero que siempre se ultima, lo cual no deja de ser una bendición y una desgracia.

Así, carece de sentido la pregunta: ¿si hubiera hecho esto?¿si hubiera actuado de esta manera? pues la respuesta es incomputable, no porque sean infinitas las posibles conclusiones, que no lo son si asumimos un tiempo de vida finito, sino porque no hay forma de evaluar las distintas posibilidades. El lector avezado se habrá percatado de que acabamos de dejar sin sentido a los remordimientos como proyectores de futuro, sólo caben como eliminadores teóricos de pasado, como saneadores de conciencia, como aliviaderos de su peso y como proyectores de evitación de futuras cargas morales por actos análogos a los ya realizados: aprendizaje.


      Mad World,Michael Andrews & Gary Jules

jueves, agosto 16, 2007

Desconcordancia en los puntos suspensivos

Hay cosas de las que uno no puede olvidarse.
No tiene que olvidarse.
Aunque duelan.

Un lugar en el mundo.

...tuve un amor que deberá ser eterno...

...y aunque no lo sea,
la ilusión nos lleva de la mano
a conseguirlo:
separados ambos, las vidas separadas,
separadas la palabras de su significado
en una realidad disminuida en sueño...

... porque la ingenuidad es pieza del amor
y lo alimenta de una emoción común,
una sorpresa... de un deseo,
y construye su propio jeroglífico
que sólo a veces puede descifrarse...

...no hoy, hoy no tiene su momento...

(deslizar el tiempo por debajo de tu puerta,
como una carta preñada de tu aroma,
... que te presto)


      Kayikçi (Navavar), Suren Asaduryan

martes, agosto 14, 2007

A falta de un nombre, llamémosle esperanza.

Sin preguntas ni dudas,
sin ansiedad, en comunión
quedándonos quietos
en el vaivén de un deseo
que en cada acto se complace
-por nimio que sea-
encontramos la brújula que nos guía
-tú mi sur, yo tu norte,
este y oeste se funden en los brazos-

Cuando no anhelo dada más,
cuando el horizonte fuga hacia tus ojos
o habita en tus tobillos,
en tus pendientes
o en cualquier parte
de tu geografía o tu atuendo,
hasta la extenuación
parece no llegar nunca:
después de la pasión exacerbada
-que reclama la sangre y sus orígenes-
basta cualquier gesto para seguir sintiendo
que hallamos nuestro lugar en el mundo.

¿Qué nombre dar
a habernos encontrado
y habernos perdido?



      Aminata Santoro, Toumani Diabate

domingo, agosto 12, 2007

Cuando lloras, amor, es lo que pasa.

Dedicado a la flor que habita en el peñasco.

Cuando lo absurdo suplanta a lo difícil
las sombras se adueñan del paisaje
en donde el alma se sintió
-por fin-
acompañada.

No llores, amor,
te sigo amando
con la terquedad insidiosa
del agua que se arroja a la cascada
y fabrica las grutas del peñasco,
con la ternura que ensombrece las pasiones,
con la pasión que desborda los océanos,
con todo mi ser
-tan poca cosa-
multiplicado para hacerse grande
y merecer por siempre tu sonrisa.

Nunca tu llanto.


      Maranatha (Come Lord), Lisa Gerrard

sábado, agosto 11, 2007

Firmeza

Debido a Ybris

Porque cada día que pasa
es una especie que se extingue,
convendría que un acto de amor
fuera su epitafio.

Basta un recuerdo,
un pensamiento o un sueño
para hacer frente a la firmeza
del tiempo o la distancia.

Quizás los detalles cambien
porque son lo importante.

viernes, agosto 10, 2007

De delitos y amnesias

Cercenar el sueño
de compartir tu tiempo
debiera ser delito
penado con la amnesia.

Perdida la memoria,
arrojado al mundo
con la impronta de la nada,
una luna naciente
vendría a recordarme
que fui feliz
mirándola abrazados.

Infringiría las leyes de la lógica
y, sin memoria, vendría a recordarte
en cada ola que muere en esta playa
en la que una vez escribiste nuestro nombre,
y filmaste tu sombra
y dos veleros.

Eran otros tiempos,
cuando todo nacía
sorbiendo tu garganta
-con avaricia inmensa
y tan magnánima-
mi alma poblada de amarguera.

Eran otros tiempos,
cuando, desnudos,
limitábamos el mundo
al contorno cuadrado
de la cama.

Porque nada es más cierto:
si te olvidara
tendría que inventarte.


        Silentium, Arvo Pärt

jueves, agosto 09, 2007

Tropezando con Oliverio

Contrapunto a Oliverio Girondo.
(Espantapájaros, poema 18)



Tropezar en carne viva. Tropezar a chorros. Tropezar con la digestión. Tropezar con el sueño. Tropezar ante las puertas y los puertos. Tropezar de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas, las compuertas del tropiezo. Llenarnos de cardenales el alma, la camiseta.
Patear las veredas y los paseos, y salvarnos, a patadas, de nuestros tropiezos.

Asistir a los cursos de antropología, tropezando. Festejar los cumpleaños familiares, tropezando. Atravesar el África, tropezando.

Tropezar como un amante, como un amado... si es verdad que los amantes y los amados no dejan nunca de tropezar.

Tropezarlo todo, pero tropezarlo bien. Tropezarlo con la nariz, con las rodillas. Tropezarlo con el ombligo, con la boca.

Tropezar de amor, de hastío, de alegría. Tropezar de frac, de flato, de flacura. Tropezar improvisando, de memoria.

¡Tropezar todo el camino y todo el día!

martes, agosto 07, 2007

Paralelas

Nada permanece
aunque continúe en la memoria
y haga del deseo
un camino de náufragos y velas:
tu cintura asida en mi sueño,
junto al aroma profundo de tus sienes
y el tacto de tu hombro
entre mis labios.

Nada permanece
aunque todo perdura
en este ensayo de muerte
en la distancia
-aliados el tiempo y el espacio
en el vano intento de acabar lo interminable-

Vamos cambiando
para ser nosotros
en estas vidas paralelas
enredadas en lo cotidiano,
hasta que aflora
la seguridad de estarnos traicionando
y mana la lágrima
que nos limpia los ojos
hasta quedar desnudos
y reconocernos
–como siempre-
enamorados.

De viajes y viajeros

Debido a Ybris en su regreso.

El viajero recorre los paisajes
para intentar descubrir
el secreto que guardan sus entrañas.

Mientras lo que vemos
nos suponga sólo evocación
no habremos aprendido
a construir el reducto
desde el que contemplar
-sin miedos-
el destino.


Sino Moi, Marta Sebestyen

lunes, agosto 06, 2007

Acércate

Ven. Acércate que he de susurrarte una canción de cuna que hemos de componer juntos.