miércoles, marzo 31, 2010

La lluvia en Malasaña (X): de capitales y horas

Llevo horas deambulando por Madrid. Observo la ciudad, pero no la escucho: la pinto de un sonido que consigue calmarme, que me transmuta en espectador de la vida, ahora extraña, casi ajena.
Ya ves, me he hospedado en Malasaña para tener más recuerdos no-contigo pero tuyos, o, al menos, a ti debidos. También he ido al Palacio Real, a la Plaza de Oriente, porque nunca había estado y será un recuerdo no-contigo pero solamente tuyo (como esta música que suena insistente en mi cabeza y me hace escribir de lunas que marcan el camino sobre un mar polizonte, un mar que yerra el rumbo y no lo ignora pero que es incapaz de hacer otra cosa que no ignorar y no corregir, incapaz de no trasportar olas sobre su superficie, incapaz de reflotar los cuerpos ya hundidos, incapaz de salir a flote o salir volando, o evaporar el mercurio que lo envenena, un mar tan poca cosa que parece nutrirse del amor humano, del amor a lo humano, de su depredación).
Ya ves, llevo horas siendo una sombra, sin hablar con nadie; siendo la alucinación de una sombra, con la percepción más abierta que los ojos o la memoria, con la intención de descifrar todos los símbolos que te ocultan pero que, a la vez, te nombran. Luego, entro a otro bar para decir lo justo: una cerveza, gracias.
Y, de repente, quedan amontonadas las horas junto a las sensaciones y regresa la memoria maltrecha por los errores de las sinapsis:

“otro tinto vendrá distinto a éste”,
otro dolor será tu sucedáneo
y otro “cada ver” será más muerto
-tuerto venido a casi ciego
o sólo cieno a secas:
polvo será,
más (sic) polvo amontonado-

Y así se amontonan tus no túes entre mis ya apenas mis yoes: la primera vez que supe de ti fue en Toledo y, ahora, has cambiado Madrid. Quizás sólo vivamos de pecados CAPITALES.



Away from her: me cuesta mucho leer a Auden en inglés... tendré que esperar a que traduzcan Letters from Iceland


Erla's Waltz, Ólafur Arnalds.
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viernes, marzo 26, 2010

La lluvia en Malasaña (XI): locura razonada

Creo que lo que más me gusta es hacer cosas sin sentido, inútiles, quiméricas. Creo que el sinsentido debe ser el fundamento de los actos: es la forma de imitar a los sueños y no tener que tragar tanto desamparo al despertar.

Hoy te he soñado con todo detalle: era tu carácter, tus gestos, pero habías envejecido unos años, como yo lo he hecho (me doy cuenta cuando miro nuestras fotos y miro mi espejo, por lo demás, sigo sintiendo lo mismo que recuerdo haber sentido-sin-sense-ido).

Sin verte, mis sueños te amoldan a mi vida provocando una locura razonada a lo que no existe pero pesa, deforma la inconsciencia hasta hacerla plausible y dolorosa.

Creo que por eso me gusta hacer cosas sin sentido: para imitar a los sueños. Y que duelas.


Horizon Variations, Max Richter.
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jueves, marzo 25, 2010

La lluvia en Malasaña (XIII)

A veces, las casualidades ocultan el sentido de las cosas, los sucesos deforman la perspectiva como los vientos deforman y conforman las crestas de las olas: habrá que morir lo suficiente, resucitar lo justo, emprender el abandono mientras duela y zarpar largando las escotas para reír al pairo, que es la más cínica risa. Del cinismo tendré que hacer brotar las rosas para poder oler espinas, a contrapelo, como el cauce extinto de los ríos guarda sus fósiles para que niños ávidos de historia los encuentren; no importa el peso del sol del verano en sus espaldas (aquella niña me arrancaba la piel quemada a tiras, era la única forma que tenía de tocarme y, el tormento de las quemaduras, se trocaba en éxtasis de culebra, de piel caliente y verbo frío, demasiado gélido para engendrar un mundo, aunque luces encendiera y las quemara).
Decía algo acerca de casualidades y silencio y gotas de lluvia en las aceras, y espejos que regalan luces a los que quieran saber de sus destellos. Veía la ciudad pero no la escuchaba, la teñí durante horas de este sonido que ahora escuchas. Vi cines vacíos, lunas a medias, basuras y mendigos por las calles, putas y borrachos y vendedores de latas de cerveza (aquí parecen chinos, por las Ramblas son pakistaníes) y sentí el dolor del que se sabe en casa. Aunque lo entiendas.


Reflection, Max Richter.
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PS.- Este es el texto trece que he escrito en estas horas de lluvia, de barras y sombras y abandono, y algún que otro sueño que ha dolido, y mucho cinismo… los iré repartiendo entre aquí y Raíz Aérea
.

domingo, marzo 21, 2010

Ni tan siquiera

En el silencio
la sombra se atempera
se convierte en un himno y en un rito
que no sabe de dioses ni de iglesias.

En el silencio
aprehendo el sabor a sangre entre tus piernas,
la turgencia urgente de tus yemas,
el vacío que soy
cuando no llegas.

En el silencio
no hallo recompensa ni martirio
ni desazón ni calma ni trinchera
no te huello y no te hallo,
no te ti to tú... ni ta siquiera.

jueves, marzo 18, 2010

Bendición (o surrealismo inhóspito)

Quizás quiera la bendición
cuando el viento no arrastre ni los nombres
porque ni polvo sean
-ni memoria quede entre los huesos,
ni rosales
ni madreselvas-

Selvática bruma,
frondosa estancia
y toda una travesía entre tus pechos
cuando todo sea deseo...
quizás entonces
-pero no antes-
quizás vayamos a un paisaje helado
donde no habrá otro refugio
que cavar la nieve
vulnerar el manto inhóspito del páramo
cielo gris, nubes azules
y suelo blanco.

Metástasis del sueño
que del realismo
genera a un mago.


Benediction, Jami Sieber.
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miércoles, marzo 10, 2010

Adagio despedazado, ma non troppo

Compongo un adagio con esperanza
-pero no demasiada-
No hace falta esperar a que se desborde el río
para saber de su causa.
No hace falta esperar a que desborde la ausencia
para saber de su cauce.
Pensándolo bien:
es poco lo que hace falta.

Pero, después de lo escrito,
queda la vida,
queda el rescoldo del sueño crecido en alma,
amansado en los días,
cubierto de escamas
-lagartos almívoros con gusto a retama,
almarios de nafta sin Mesalina,
Pronto llegó temprano
sin la mañana-

Ps.- Sí, Pronto, con mayúsculas después de Coma ;-)



Prayer two, Jami Sieber.
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