La lluvia en Malasaña (XIII)
A veces, las casualidades ocultan el sentido de las cosas, los sucesos deforman la perspectiva como los vientos deforman y conforman las crestas de las olas: habrá que morir lo suficiente, resucitar lo justo, emprender el abandono mientras duela y zarpar largando las escotas para reír al pairo, que es la más cínica risa. Del cinismo tendré que hacer brotar las rosas para poder oler espinas, a contrapelo, como el cauce extinto de los ríos guarda sus fósiles para que niños ávidos de historia los encuentren; no importa el peso del sol del verano en sus espaldas (aquella niña me arrancaba la piel quemada a tiras, era la única forma que tenía de tocarme y, el tormento de las quemaduras, se trocaba en éxtasis de culebra, de piel caliente y verbo frío, demasiado gélido para engendrar un mundo, aunque luces encendiera y las quemara).
Decía algo acerca de casualidades y silencio y gotas de lluvia en las aceras, y espejos que regalan luces a los que quieran saber de sus destellos. Veía la ciudad pero no la escuchaba, la teñí durante horas de este sonido que ahora escuchas. Vi cines vacíos, lunas a medias, basuras y mendigos por las calles, putas y borrachos y vendedores de latas de cerveza (aquí parecen chinos, por las Ramblas son pakistaníes) y sentí el dolor del que se sabe en casa. Aunque lo entiendas.
Decía algo acerca de casualidades y silencio y gotas de lluvia en las aceras, y espejos que regalan luces a los que quieran saber de sus destellos. Veía la ciudad pero no la escuchaba, la teñí durante horas de este sonido que ahora escuchas. Vi cines vacíos, lunas a medias, basuras y mendigos por las calles, putas y borrachos y vendedores de latas de cerveza (aquí parecen chinos, por las Ramblas son pakistaníes) y sentí el dolor del que se sabe en casa. Aunque lo entiendas.
2 Comments:
Da para mucho la lluvia bien sentida.
Sobre todo a los buenos soñadores.
Un abrazo
El sentido de las cosas poco importa, varios, opuestos, contradictorios…
Esperar un mismo lenguaje, sin devaluar, para vivir simplemente, tampoco tiene mucho sentido.
Mojarse de silencio, auscultar lluvias, sufrir mientras te sabes, solo es creatividad, sensibilidad, disciplina de ser dónde no quieres. Solo, nada menos.
Un abrazo
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