Lo cercano
El camino se esparce como lo hace la lluvia, se disgrega en forma capilar, como la sangre; y como sangre sabe a hierro. Un camino de hierro por el que no circulan trenes. Un camino de hierro equivocado, silente y cansino, un camino de tantos, de seres pausados, aquiescentes: me reconozco en cada uno de ellos y de todos me distingo con una sutil diferencia del paisaje, con una sinrazón en ristre, enarbolada. Abandero la locura para abrazarte porque hoy te he soñado: anda ven, quiero tocarte el culo, hoy casi me han asesinado, he salido vivo de milagro. Y has venido sonriente con tus vaqueros ceñidos perdiéndose en mis manos. Luego no has podido evitar besarme (en catalán suena a desbordarme: lapsus brutus). Y hemos despertado los dos -aunque no era tu sueño- en un mundo no tan triste, ahormado por un tacto y sabor indefinidos, inconclusos: no todo se ha acabado aunque estés lejos.
La cercanía es una forma de presencia. Pero no la única.
La cercanía es una forma de presencia. Pero no la única.
3 Comments:
Hoy somo hoy, ni recuerdo ni futuro. Solo distintos y muy cercanos en nuestro mundo.
Sígueme gastando los labios!
La lejanía está sobrevalorada. Supongo que la culpa la tenéis los poetas.
Un besho suspensivo
Solo la lejanía es incompatible con las molestias de su compañía, su pasividad o su tiranía.
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