Permanentemente transitorio (II)
Quizás lleves unos minutos sujetando mi cabeza entre tus manos. Aún no te he mirado, pero sé que sonríes y que probablemente tengas húmedos los ojos. Aún no has dicho nada: no hace falta, lo sabes; y sabes que lo sé. De un momento a otro, acercarás tu torso para que apoye mi cabeza en él: será el momento de mirarte y, a pesar de todo, sonreír; será el momento de dejar de no pensar en estos pensamientos y destilar el instante del continuo del tiempo, de intentar marcar en la memoria lo efímero y pesado, la gravedad de ti frente a mí, mirándonos, el peso que nos levanta de nosotros mismos, nos transciende; de entender por qué algo así ha de ser efímero y no llorar por ello, sino por nosotros, por lo huérfanos que quedaremos en unas horas, por el desierto en el que nos convertiremos y aún no somos.
4 Comments:
Quizás sea ese el modo mejor de hacer permanente lo transitorio:
marcar en la memoria la parte pesada de lo efímero, la gravedad de las miradas, el peso con que nos elevamos, el dolor de que lo denso sea liviano y pasajero lo que ahora tanto nos define.
Entiendo perfecta -como tal me llega tras releerla- tu reflexión final:
"entender por qué algo así ha de ser efímero y no llorar por ello, sino por nosotros, por lo huérfanos que quedaremos en unas horas, por el desierto en el que nos convertiremos y aún no somos".
Un abrazo.
Me quedo con lo de entender y no llorar.. y transcender asi de puros.. que la pena contamina o traiciona.
Un abrazo y mi sonrisa : )
Echo de menos tu mirada.
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