Extinción del tú cuando yo ya me he ido
Yo creo cuando estoy equivocado. También creo que estoy equivocado. Por eso creo que creo que te creo en parte – también que, en parte, te construyo-. Por eso creo que creo que la imaginación proviene de la tristeza de contrastar lo conocido. Caballos con alas, mujeres leona u hombres caballo. O tú, que te deslizas por el desfiladero del deseo no sólo visceral, sino también de la emoción: continente y generador volcánicos, redentora irreal de tanta realidad de acero. Busco las nubes para excavar las minas que, a la postre, habrán de sepultarme. Cavo los nichos que deberán llevarme al cielo: percepción enrarecida por agentes bioquímicos, pulsión que nutre la piel de seda que te sueño. Te construyo y deformo a tu antojo. Te reconstruyo y formo a tu antojo. Ya, ya sé que esto último no lo has entendido. Piensa un poco más, mientras cierras los ojos. ¿Aún no? Vaya, será necesario el tacto que afine los nervios, el olor que nos demuestre quiénes no somos.
2 Comments:
Estoy contigo, siempre se hace necesario el tacto y el olor, imprescindibles, la extinción se rezaga. Ya te lo dijo ella, toca.
Un abrazo.
Es que si no entiende... mejor tocarle las tetas, y que ella busque en la entrepierna...
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