martes, noviembre 24, 2009

Pesa el alto temor y la mala saña no acaba de servir de refugio

Perdón, no me perdones,
incluso no me entiendas,
tus pechos no eran flores
tan sólo entretinieblas,
era un circo actuando,
un mundo que circula
-entre tanto discurso-
estábamos callando.


Callar no es un delito,
sólo es hipocresía
-acaso sea miedo,
acaso pleitesía-
Callar se calla el fuego,
callar se calla el día;
se callan los silencios
se calla la alegría.

No había mariposas,
ni gaviotas de ojos verdes,
ni tan siquiera sombras
ni nada que encenderles;
el sol era de barro,
era marea de rocas
acaso con sus flores
completamente rotas.

Era como si fuera
un sueño adormecido
un canto de sirenas
tantas veces oído,
era como un silencio
que siempre se ha callado,
era como estar siempre
en cualquier otro lado.

4 Comments:

Blogger ybris dijo...

¿A qué pedir perdón de ciertos silencios?
Es lo inexorable de no tener nada que decirse.

Abrazos.

24/11/09, 8:03  
Blogger UMA dijo...

Triste, con una tristeza honda que me impide callarme.
Bello en una profundidad inescrutable...quizá por el susurro que habita en entrelíneas de algo que se ha ido, como agua entre los dedos.
Un abrazo

25/11/09, 0:34  
Blogger UMA dijo...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

25/11/09, 0:34  
Blogger gaia07 dijo...

Solo una respuesta limpia y puntual, pasa el temor y desdeñas el refugio.

Un abrazo.

26/11/09, 22:46  

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