sábado, marzo 30, 2013

Del tacto y la ceguera

Cuando entierro el tacto con los ojos
otros son los que lo ignoran,
otro es el tamaño de las cosas
entre el rojo y el violeta,
entre el Sol y todos los peldaños.

Un beso de tijera separa lo cotidiano de su tacto,
separa lo oscuro del sabor a tierra,
separa mi memoria de tu cuerpo
y no tiene reparo en orfanarme.

Conjunción del perfume a lima
con tu sonrisa de mirada azul en culo breve,
conjunción de libertad en tus pezones con tacto de cadena
mientras tu deseo me embosca en tus caderas.

Parece sexual, pero es más simple:
es sólo semen revertido en sueño,
es afán oscuro de trinchera,
es careta antigás con agujeros
para envenenarme de nuevo con tu aliento,
con la tibieza de la piel en el delirio
para que sea la ceguera fiel
quien la dibuje.

Amplificándola.


&nbsp Forlândia (melodia III), Johhann Johannsson