Relatividad en tiempo y longitud de onda
Saben a amarillo, como los girasoles dentro de la caja de una casa de zapatos, como el sabor estridente del cuarzo entre los dientes de un acantilado. Saben a amarillo, como el zumbido que despierta a los mosquitos de tus manos y los envían a mis venas contentos como niños de campamento. Saben a amarillo, como los azules oscuros de tus venas verdes, como los cantos rodados en las nubes, tan revolucionarios, tan inconformistas y tan a contracorrientes.
Saben a amarillo por la luz plomiza de Mafasca, por las arenas que van y vuelven desde y hasta ( hacia, ante, bajo, cabe con por y tras) África. Saben a amarillo también porque hoy es un día magnífico desde que me mostraron que lo cotidiano es la vida, aunque la medida sea otra, aunque deseemos ser contramedida y tan sólo por eso ya deban saber a amarillo.
Saben a amarillo por mi daltonismo, porque confundo lo rojo con lo muerto, lo azul con lo árido, lo negro con lo negro. Porque por confusión parecen saber a amarillo
claro cuando son de un amarillo húmedo, amarillo rugoso como la superficie del tiempo, como el paso del cristal que atraviesa la bruma cuando no es amarilla.
Sabrán a amarillo hasta recuerde qué es el tacto y cómo huele el sentido del gusto. O mientras te piense y sonría unos instantes a casi trescientos mil kilómetros por segundo.
Himininn er að hrynja, en stjörnurnar fara þér vel (el cielo se está colapsando, pero las estrellas tienen suerte), Ólafur Arnalds
Saben a amarillo por la luz plomiza de Mafasca, por las arenas que van y vuelven desde y hasta ( hacia, ante, bajo, cabe con por y tras) África. Saben a amarillo también porque hoy es un día magnífico desde que me mostraron que lo cotidiano es la vida, aunque la medida sea otra, aunque deseemos ser contramedida y tan sólo por eso ya deban saber a amarillo.
Saben a amarillo por mi daltonismo, porque confundo lo rojo con lo muerto, lo azul con lo árido, lo negro con lo negro. Porque por confusión parecen saber a amarillo
claro cuando son de un amarillo húmedo, amarillo rugoso como la superficie del tiempo, como el paso del cristal que atraviesa la bruma cuando no es amarilla.
Sabrán a amarillo hasta recuerde qué es el tacto y cómo huele el sentido del gusto. O mientras te piense y sonría unos instantes a casi trescientos mil kilómetros por segundo.
Faro Touriñan
Himininn er að hrynja, en stjörnurnar fara þér vel (el cielo se está colapsando, pero las estrellas tienen suerte), Ólafur Arnalds