viernes, abril 30, 2010

Misma música: distintas tempestades

Accidentadas amapolas

Cuando siento miedo,
levanto tempestades
de años y siglos y amapolas
-se desangran los trigales
y yo me siento inerme
a conjurar temores
y hacerlos caracolas
o pelícanos delgados como juncos,
o piedras sacrificio para soles-
inerme, pero aún almado,
se me escapa el sinsentido de tus labios
el roce de la arena en mis tobillos
o las sombrillas dislocadas por los vientos
que buscan un pecho en el que hendir su anclaje
porque temen del viento su destino.
Anteayer no llegó la noche,
la luna era llena y Lucía por todos los rincones
entre los que
-a secas-
te follabas en mí como accidente.

Y no llegó el viento a ser tu nombre.
Y no llegó tu nombre a callar el viento.
Y no llegó, llegaste, llegarías o llegaras,
o llegases lejos del pronombre
(“tú”, me suena a sueño…
“yo”, ni a sueño suena,
pero me sabe a tierra
a penas y a barrancos)

Desarboladas madreselvas.

jueves, abril 29, 2010

Sinonimia etílica (lee "mal" las comillas)

Nota.-
Hay banda sonora e imagen, pero tendría que editarla: a secas, es cansina. 
Desbrozar y obviar lo innecesario, concentra lo preciso entre las sienes (acuario del mundo y de sus peces).


Será tarde porque el tiempo es difuso
y se reparte entre anhelos
que saben a tambores
golpeados
-con furia-
con los dientes.

Compás revenido en bosque bajo
que no requiere a los laureles...
...y se seca.

Morir deshidratado o borracho:
sinónimos completos funcionales.
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Contrapunto (tejido sin tus manos)
Luz esquiva en las rendijas
en las que se esparcen los fotones:
difracción de onda  en la partícula
sútil,  precisa, remarcada
en el error de todo lo medido
-de lo medido se sabe poca cosa...-
 
quiero ignorarte hasta reventar el ansia
y me consuma la explosión "incientas" veces
y,  luego, saber de ti el tacto impropio,
el sabor que sabe a guarrería
-será inepto el que acuñó el epíteto,
o quizás era obispo o noble o papa-,
pero no dejes de mirarme a mares llenos,
llanos horizontes de la ausencia
de un "de venir"... habría llegado....
inexpresada inesperanza
"in" de sin la fiereza del destino
nos vestimos de viejos y de harapos
desvencijadas causas desalmadas...
porque "ven: dimos" el alma a cambio de anestesia....

pero el pulso hambriento nos redime
junto al dolor que me duele con tu nombre
y me llama y me enciende libertades
de acciones de amor proporcionadas
al abismo al que me inclinas y me mueves...
sin puedes ser, sin aún no ha sido, sin quizás será...
tan sólo son la firme contundencia
con la que la vida se empecina.

PS.- La banda sonora...

Dancing Backwards (fragmento editado), Jami Sieber.
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lunes, abril 26, 2010

De Trachimbroda a San Petersburgo

Sin verte
te he vivido recorriendo girasoles,
escondiendo recuerdos en estantes,
en promesas polvorientas en los libros.

Tendrá que haber
-si así lo quieres-
vida en una caja de zapatos
oculta en la esquina más inverosímil de los tiempos:
de legado deja soledades
y dolor de sangre ofuscada
que no sabrá jamás llegar al río.



Embers, Max Richter.
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Carta de Eugene Onegin a Tatyana Larin

Puedo ver el amargo desprecio engulléndome en llamas desde tus orgullosos ojos cuando hayas leído mi secreto dolor. Cuando nos conocimos, vi, por un momento, la ternura como una estrella fugaz. Pero no me atreví a poner mi fe en ella. Después murió Lensky, lo que nos separó aún más. Luego arrebaté a mi corazón todo lo que le era querido, desarraigado... enajenado de todo aquello a lo que la libertad y la paz sirven a cambio de la felicidad. ¡Dios, qué errado estaba! ¡Cómo he sido castigado! No. Día a día estar contigo, seguirte a todas partes...vivo, a cada sonrisa tuya, a cada movimiento de tus ojos, morar en la perfección de tu alma, escuchar tu voz deshacerse en halagos...Eso es felicidad. Y a mí me ha sido negada. Breve es mi tiempo. Cada día y hora, preciosos. Y yo me ahogo en sombría soledad. Cada día será un desierto, hasta ese día en el que me despierte y sepa que me traerá un rayo de ti. ¡Ay, si vieras las llamas que arden en mi interior! Esas que yo intento sofocar con mi razón. Pero sea así. Ya no puedo seguir luchando contra mis sentimientos. Estoy enteramente a tu voluntad.
Eugene.

martes, abril 20, 2010

La lluvia en Malasaña (IV): Calladamente

Cerrar podrá mis ojos...
Quevedo.

Cerrar podrá la luz el sol
y revertir en gris el negro día
en el que las caricias me han sajado
en un lugar al que nadie comprendía.

Viven las calles en ti sin ser tu espacio
mientras las uñas arañan las paredes
reclamando una textura diferente,
un rumor que venga de la lluvia
que -horizontal- riega la laurisilva,
cobijo y casa de lagartos
y que obra de alfombra a los volcanes.

Sin embargo, silencio obtengo,
en la imaginación y en la palabra
que no viene hasta mí,
que no se acerca,
ni acierta a cruzar los soportales de la plaza
esquinada y contrahecha
a contramundo y contravida:
queda silencio bañado de escritura.


Pero el silencio requiere de sirenas y sus cantos,
como el sueño vive de pesadillas
y sin ser -y sin tampoco tanto-
las heridas se vuelven insurgentes
y me muestran ante ti...

...y yo me callo. Y me miras.

Paloma negra en fondo de granito


Europe, after the rain (fragmento), Max Richter.
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PS.- Carta de Tatyana Larin a Eugene Onegin (Onegin, Martha Fiennes).



Te escribo porque es todo lo que puedo hacer. Sé que así estará en tu mano castigar mi presuntuoso corazón. Pero, si queda en ti algo de piedad, no me abandonarás a mi infeliz destino. Estoy enamorada de ti y tengo que decirte esto o mi corazón... mi corazón que te pertenece...se partirá en dos. No te revelaría mis penas si sólo una vez por semana pudiera verte, cruzar una o dos palabras y, después, pensar día y noche en sólo una cosa hasta nuestro siguiente encuentro. Pero eres insociable, dicen. El campo te aburre. ¿Es eso cierto? ¿Te aburre el campo? Me pregunto por qué nos has visitado. ¿Por qué? Yo nunca te habría conocido ni tampoco padecería esta agonía y esta fiebre.
Sé que mi vida me ha llevado a esta unión contigo. Te reconocí a primera vista. Lo supe con certeza y me dije a mí misma: ''Es él, ha llegado''. Ayúdame a resolver mis dudas. Tal vez esto sea superficial, vacío, un engaño, y sea otro el destino que me espera: imagínate, estoy aquí, sola, a mitad de camino de la locura.
Me da pavor releer esto, mi secreto anhelo. Sé que puedo confiar en tu honor aunque me siento desfallecer de vergüenza y miedo.


Tatyana.

jueves, abril 15, 2010

La lluvia en Malasaña (V): su realismo me enloquece

Cuando miro la taza
me parece un perro que no ladra
pero muerde:
se va a quedar frío el café.


Tráigame otro con bozal...
-o a cucharillas-

viernes, abril 09, 2010

La lluvia en Malasaña (VI): Procesionaria

Paso intransigente,
paso de oca,
paso de Atila con sus hunos.

Paso de procesión
con su guarida de carcoma,
de velas prendidas en bajuras,
de guadañas hambrientas de deseos,
de culpas dispuestas en jaurías.

Cerrar podrás los ojos
o intentar entender el rito.
Pero es difícil:
no se piensa
sólo se desfila.


I Was Just Thinking, Max Richter.
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jueves, abril 08, 2010

La lluvia en Malasaña (IX): la memoría degradada pero no extinguida (ni siquiera extinta)

No sabía de sí más que lo justo:
entendía su nombre a duras penas,
apenas sí podía sostener su cuerpo,
a penas se disolvía.
Disuélveme más, que me disuelves poco,
disgrégame más, que llega el día



día de sol y viento sangre
y directo corazón como tormento
dulce desliz de la memoria
que imagina y se vuelve pionera:::::
recordé lo que mañana
me dirás que no querías

-dulce corazón como lamento-
en las almibaradas  madreselvas
húmedas de ti, qué gran portento,
perder la risa con quien llora
en solidario ejercicio de silencio.





The Twins (Prague), Max Richter.
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