Locura es estar ausente
humo es todo lo que queda
de mí en la página que no hay
cae al suelo mi figura
y libre de mí se mueve
el papel de pura ausencia.
Brillo en la mano, Leopoldo María Panero
En “El desencanto”, Leopoldo María Panero cita a Scott Fitzgerald diciendo “La vida es un proceso de derrumbe”. Veinte años más tarde lo vuelve a citar (esta vez con mayor precisión literal) “La vida es un proceso de demolición”.
Este hecho me llevó a pensar en dos frentes distintos: primero, tras veinte años, la idea del derrumbe o de demolición de la vida sigue en su mente como algo constante, lo que supone que sigue siendo
hecho vital para él. Segundo ¿es un derrumbe o una demolición?
Esta pregunta me resulta inquietante, porque la respuesta tiene una implicación en la percepción de lo que es en realidad la experiencia de la vida. Si se trata un proceso de derrumbe, partimos de cero y vamos construyendo, a pesar de que el tiempo o las circunstancias acaben convirtiéndolo en ruinas: se trata de una
fatalidad en la que nuestra voluntad no entra a formar parte activa. Pero, si por el contrario, se trata de un proceso de demolición, hay una
voluntad autodestructiva en nosotros, esto es, construimos deliberadamente para luego destruirlo.
En esta línea de pensamiento me debato desde que tengo memoria. Procuro pensar que somos vacío que luego se llena con ausencias, bien lo sé, en mí habitan varias. ¿Vale la pena llenar el vacío en el que se vive una melancolía blanca, difusa, no gratificante pero tampoco demasiado dolorosa?¿Es preferible llenar el vacío con dicha, o incluso felicidad, durante un breve tiempo a sabiendas de que durante un largo periodo habitaremos un dolor que nos incapacitará? Si sólo una vez podrás sentir la piel de quien amas como si fuera propia ¿querrás hacerlo sabiendo que vendrá inevitablemente el derrumbe o preferirás no llenar ese vacío?
Estas preguntas me las respondo con otra, que me resulta clarificadora: si sólo podrás vivir una vez ¿querrás hacerlo?
Mi respuesta es un rotundo sí. No sé la vuestra.
