viernes, agosto 29, 2008

La demolición o el derrumbe

Locura es estar ausente
humo es todo lo que queda
de mí en la página que no hay
cae al suelo mi figura
y libre de mí se mueve
el papel de pura ausencia.
Brillo en la mano, Leopoldo María Panero

En “El desencanto”, Leopoldo María Panero cita a Scott Fitzgerald diciendo “La vida es un proceso de derrumbe”. Veinte años más tarde lo vuelve a citar (esta vez con mayor precisión literal) “La vida es un proceso de demolición”.

Este hecho me llevó a pensar en dos frentes distintos: primero, tras veinte años, la idea del derrumbe o de demolición de la vida sigue en su mente como algo constante, lo que supone que sigue siendo hecho vital para él. Segundo ¿es un derrumbe o una demolición?

Esta pregunta me resulta inquietante, porque la respuesta tiene una implicación en la percepción de lo que es en realidad la experiencia de la vida. Si se trata un proceso de derrumbe, partimos de cero y vamos construyendo, a pesar de que el tiempo o las circunstancias acaben convirtiéndolo en ruinas: se trata de una fatalidad en la que nuestra voluntad no entra a formar parte activa. Pero, si por el contrario, se trata de un proceso de demolición, hay una voluntad autodestructiva en nosotros, esto es, construimos deliberadamente para luego destruirlo.

En esta línea de pensamiento me debato desde que tengo memoria. Procuro pensar que somos vacío que luego se llena con ausencias, bien lo sé, en mí habitan varias. ¿Vale la pena llenar el vacío en el que se vive una melancolía blanca, difusa, no gratificante pero tampoco demasiado dolorosa?¿Es preferible llenar el vacío con dicha, o incluso felicidad, durante un breve tiempo a sabiendas de que durante un largo periodo habitaremos un dolor que nos incapacitará? Si sólo una vez podrás sentir la piel de quien amas como si fuera propia ¿querrás hacerlo sabiendo que vendrá inevitablemente el derrumbe o preferirás no llenar ese vacío?

Estas preguntas me las respondo con otra, que me resulta clarificadora: si sólo podrás vivir una vez ¿querrás hacerlo?

Mi respuesta es un rotundo sí. No sé la vuestra.





      La monja atea (fragmento editado por Carz),   Carlos Ann y Enrique Bunbury


Nota.- He realizado un pequeño resumen de "Un día con Leopoldo María Panero". Son unos 14 Mbytes de fichero avi que dura casi siete minutos. Los interesados lo podéis descargar aquí.

8 Comments:

Anonymous Anónimo dijo...

Me ha recordado algo que por ahi lei:
"..necesito destruirme para crearme de nuevo.

Necesito odiarme para quererme después,

porque necesito tanto mi odio como mi amor..."

Todo es una decisión personal.. como la vida misma.

29/8/08, 19:51  
Blogger G. dijo...

Lo veo exactamente así, como una decisión personal.
La vida, esa palabra que abarca algo inabarcable, se compone de todas las conclusiones a las que llegas a partir de las cosas que te pasan. El único derrumbe es el paso del tiempo, el paso de la vida por uno. Ajeno a nosotros. Porque hay personas que construyen desde que nacen hasta que mueren. Y hay otras que destruyen lo que tocan. Por eso me parece que todo son elecciones personales y que el proceso de derrumbe es sólamente el paso del tiempo.

Me has hecho pensar.
Sobre si sómos o no somos tan poderosos como nos creemos.

29/8/08, 23:45  
Blogger Carz dijo...

¿Quién querrá los besos sanguíneos de un borracho que baila descalzo a los pies de la luna?

30/8/08, 5:59  
Blogger ybris dijo...

La experiencia innegable de LMP incita siempre a la reflexión. Pocas veces se tiene la oportunidad de indagar en la poesía -en el espíritu- de alguien que vive en un psiquiátrico aquejado de esquizofrenia, que no de locura.
Tu razonamiento, tu reflexión, es lúcido sobre la base de ese gran poeta que, desde la experiencia de las drogas y la marginación, sabe tanto de derrumbes y demoliciones.
que se convierte en un auténtico experto.
No sé si es posible partir de cero porque la vida no nos permite llegar a esa imposible tábula rasa, por culpa de la educación, de la compañía, de la sociedad o de la propia naturaleza humana.
Lo que si tengo por cierto es que lo que hacemos a veces se derrumba por cansancio, por tedio, por olvido y otras veces se demuele por inservible, por nocivo, por incoherente.
En ambos casos nos encontramos con ruinas, pero no con el cero. Las ruinas nos hablan de la dignidad del recuerdo de un esfuerzo y a veces de la vanidad del esfuerzo inútil. Y otras veces llamamos ruinas a algo que resulta ser una inmensa edificación como las pirámides de Egipto.
Quizás en el fondo la vida sea eso: subir, bajar; construir, destruir; edificar, hundirse.
Y en el fondo de todo nosotros, nuestro yo más auténtico: nosotros y nuestra experiencia; nosotros y nuestros afectos pasados, presentes y futuros.
Ese yo tan sincero y cabal como el que tú ahora muestras.

Un abrazo, Carz.

30/8/08, 6:31  
Blogger Chalá perdía dijo...

La mayoría de los locos sólo tiene billete de ida, pocos vuelven a contarlo; éste es un lujo para la reflexión.

30/8/08, 21:58  
Blogger An dijo...

'no gratificante pero tampoco demasiado dolorosa'
Quièn puede
decir "demasiado", "poco", "mucho","apenas"...(?)Para què?

Sin duda creo tener una sola vida, ESTA, y no estarè dispuesta a llenarla o emparchar los vacìos...
No puedo hacerlo.

Buena reflexiòn y si creo que siempre hay un roto para un descosido, que puede bailar a los pies de la luna.
Cuidate.

31/8/08, 5:07  
Blogger Laura Escuela dijo...

Sí, querría vivir. Sí a todas las preguntas. Sí, quiero.

31/8/08, 16:34  
Blogger Isabel dijo...

Yo también.
No renuncio a nada de lo que he vivido, el dolor de una gran pasión me parece un precio, no se si justo o no, pero que estoy dispuesta a pagar.

24/9/08, 20:10  

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