Fugaces figuras
Así, este rostro que veo fugaz por la ventana, o la compañera de viaje en metro, o la mujer que veo sentada en la parada de autobús, o la foto de alguien que murió hace años, todas esas figuras fugaces a las que Brassens les dedica una canción, son una excusa para seguir soñando en reencontrar esa causa general contra la apatía y todo lo que de rendición tiene lo cotidiano, de sentir los borbotones de la vida salpicando mi cara, zarandeando mi pecho, sajando mi estómago.
De promesas y cuidados
En un conjunto de hojas
las estridencias suavizan sus cadenas,
se escapan de entre las flores
y reivindican su verdor
y sus blastomas…
- ¿No fuimos a esa clase de biología?
- No.
Es cierto,
andábamos buscando soles por todos los ribazos,
boqueando como peces voladores,
arrinconando tus pechos con mis manos
y con tu boca mis dedos
y con mi lengua tu espasmo
mientras me hacías prometer
que siempre quedaría a tu cuidado.
Y ya ves, así ha quedado:
tú, con marido, perro, casa y niña
yo, en este deambular por estos páramos.
Zhavoronk, Mikhail Glinka (interpretado por Mischa Maisky)
Para descargar la canción, pulsad aquí con el botón derecho.
Post-Post a las 5:22
- 2/04/09 4:25
- Carz dijo...
-
Anónimo,
no te quedes sin nada...
te invento una estrella
y le pongo planetas
y le pongo habitantes
y le pongo sonrisas
y le pongo caricias
y le pongo miradas
y le pongo unos mares
para que te sonrían
y le pongo unos ríos
para cuando te bañes
y le pongo tu nombre
para cuando sonrío
porque hoy tu ternura
se me clava en tu alma.
PD.- A veces, unas palabras es todo lo que, inmerecidamente, se necesita. Gracias.
Disculpad esta ruptura emocional, es el alcohol y es la tristeza. Pero no esa tristeza descubierta a posteriori, esa tristeza que le susurra al oído a uno que apenas ha vivido, que se le ha escapado el tiempo de la vida con la indolencia de un narcótico. Es esta tristeza reconocida a priori, cuando uno se siente rozando el cielo y se le importa un pito el suelo y la caída y se empapa de felicidad hasta que se hace insoportable… pero eso no sucede, siempre cabe algo más, siempre, hasta hacer brotar unas lágrimas que la expulsen del cuerpo. Cuando eran vuestras, yo me las bebía, cuando eran mías, vosotras hacíais lo propio.
Y todo esto se sabe pero, a menudo, uno no es consciente, y unas palabras le hacen retomar esa consciencia… y es de ley agradecerlo.
Y yo sin quedarme con nada, sin siquiera contigo...con un manojo de ilusiones rotas en las manos.