domingo, noviembre 20, 2016

La relevancia de lo irrelevante

Murió mi eternidad y estoy velándola
Los heraldos negros, César Vallejo

Cuando oía esta música, escribía libros; y las palabras caían por mis brazos para ensangrentar la capilaridad del papel con sangre negra: un sabor a sangre en las encías, un sabor a bourbon en la boca, un sabor a piel cérea en la lengua entre  la profundidad marrón y enorme de tus ojos que volvía irrelevante al horizonte y convertía a los días en famélicos leones incapaces de llegar a devorarnos: pensábamos que el entorno era irrelevante, cuando los irrelevantes resultamos ser nosotros.


1 Comments:

Blogger Luzamarga dijo...

El amor al fondo de unos ojos:
jamás es irrelevante:
"aunque se ilusorio,
aunque sea nada".

20/11/16, 11:45  

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