8 poemas
Hoy había escrito 8 poemas, pero al llegar a casa, la paciente nº 24 me ha dejado fuera de combate. Así que no he podido contestarle más que esto:
"...y sentir que uno -a pesar de todo- ha aprendido a diluirse entre las penumbras como una sombra más, una de tantas, como un bautismo sin pila, sin origen, sin alguien sediento de un espasmo, de un escondrijo para el día que acecha, sin saber -siquiera- si los campos verdes han ardido entre esta canícula extrema y tan precisa.
Precisar el adiós, hacer de él un himno, como el que escucha un prisionero de guerra cada holocausto. Sí, sí; porque un holocausto cabe en un día de ausencia: basta una navaja de afeitar oxidada y un silencio que te diga que se ha perdido un abrazo. Sí, sí, ése preciso que debía pararte la mano con el grito de un ángel.
Y cómo pesa ese ángel afónico... como un rumor de desesperanza en el infierno."
Olé, paciente, olé.
"...y sentir que uno -a pesar de todo- ha aprendido a diluirse entre las penumbras como una sombra más, una de tantas, como un bautismo sin pila, sin origen, sin alguien sediento de un espasmo, de un escondrijo para el día que acecha, sin saber -siquiera- si los campos verdes han ardido entre esta canícula extrema y tan precisa.
Precisar el adiós, hacer de él un himno, como el que escucha un prisionero de guerra cada holocausto. Sí, sí; porque un holocausto cabe en un día de ausencia: basta una navaja de afeitar oxidada y un silencio que te diga que se ha perdido un abrazo. Sí, sí, ése preciso que debía pararte la mano con el grito de un ángel.
Y cómo pesa ese ángel afónico... como un rumor de desesperanza en el infierno."
Olé, paciente, olé.
3 Comments:
si hijo si, olé
Y viniendo de ti...GRACIAS.
Haces un buen diagnóstico.
No aborda el sufrimiento, lo utiliza.
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