De mariposas y sueños
A veces se esfuma la esperanza
y nos deja abatidos en páramo yermo
donde el frío no sabe de guaridas
ni los corazones encuentran alimento.
Son gestos pequeños,
imperceptibles aleteos de una mariposa
que se amplifican en el ánimo,
que dejan su impronta
y mellan el deseo de seguir adelante,
y cedemos terreno frente a la tristeza
y encogemos de alma,
y menguamos de sueños.
y nos deja abatidos en páramo yermo
donde el frío no sabe de guaridas
ni los corazones encuentran alimento.
Son gestos pequeños,
imperceptibles aleteos de una mariposa
que se amplifican en el ánimo,
que dejan su impronta
y mellan el deseo de seguir adelante,
y cedemos terreno frente a la tristeza
y encogemos de alma,
y menguamos de sueños.
7 Comments:
A veces hay otros pequeños y poderosos que le quitan terreno a la tristeza e invitan a la sonrisa, de esos sabemos ambos.
Un abrazo apretado que salve del invierno.
Me agarraste precisamente luchando a brazo partido con un poema sobre el desánimo.
Llevo días sin saber hacia donde tirar las palabras, en qué dirección fijar mis pensamientos.
¡Qué sequedad tan árida, la sequedad creativa! Y qué solitaria es la desgraciada...
¿Qué tendrán el ánimo y los sueños que se muestran tan frágiles y propensos a la tristeza?
Y entonces basta un pequeño gesto o un leve aleteo para herirlos.
Menos mal que, como bien dice Uma, esa condición vale también para hacerlos propicios a las sonrisas.
Un abrazo.
(La música que pones es formidable. Gracias a ti -y a Susanna Soler, según creo, ¿no?)
De momento solo vengo a agradecerte tu presencia en mi rincón, fue muy reconfortante verte ahí, gracias, cuando pase la tormenta vendré con calma a leerte y dejarte le huella de mis apreciaciones
Saludos con besos cenitales
Nati
Bien, esta mañana gris de Buenos Aires, me lleva de blog en blog a encontrarme con la más bella poesía que me embellece y pinta de melancolía.
Un abrazo.
No me es extraña esa sensación, aunque desnuda me siga abrigando.
Aún vivo el desamparo, pero no me ubico como tú en su guarida, por mucho que me plazca sentir su susurro y sentirme pequeña en sus brazos portentosos, desafiantes e ingrávidos.
Olimpia.
A veces también me abrigo con estos sentimientos. Cuando habitamos la melancolía descubrimos que también hay belleza. Sobre todo en días tan grises como los que estamos teniendo por aquí.
Una maravilla. Gracias, Cartz.
Saludos desde un púlsar.
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