lunes, mayo 21, 2007

De laberintos y comunas

Entre los brazos de esta noche
he acunado tus cabellos.

Con las papilas de los versos
intento degustar las emociones
de estar en vos contigo dentro,
en un espacio ovillado sobre sí
hasta formar un dédalo
que confunde los sentidos
evitando que puedan alejarse.

Peregrinos errantes y dichosos
mi gusto saluda a tu oído,
tu sabor se enreda con mi tacto,
mis dientes se alojan en tu ombligo,
tu calor se ciñe a mi mirada
mientras mi corazón visita tus pulmones:
se diría que van a formar una comuna.

Recuerdo
-desde la esencia de este hambre-
que entre los brazos de esta noche
he mecido tus cabellos.


      Remezcla propia de Adolescense, Night Ark

4 Comments:

Blogger Arya dijo...

Mis laberintos..
fueron recuerdos..
Hoy solo busco el calor del buen silencio.
Saludos Carz.

22/5/07, 2:28  
Blogger ybris dijo...

Laberintos o comunas.
El asunto es perderse en el tacto enredado con el que saciar el hambre.

Un abrazo

22/5/07, 7:10  
Blogger Joan Torres dijo...

Puesto que voy recogiendo tus palabras por donde las encuentro, como un coleccionista de piezas raras, me he topado con tu comentario sobre el desierto. Sobre tus recuerdos en tu primer desierto. Y noté que algo nos unía, como unidos están todos los que lo perciben como su hogar.

Hace años hice mi primer viaje al desierto del Sinaí. Desde entonces no he dejado de disfrutar de mi soledad entre las montañas áridas o las dunas en los diferentes puntos del planeta.

Como reza un dicho Tuareg: "Dios inventó el desierto para que el hombre se encontrara a sí mismo."

22/5/07, 9:41  
Blogger Hipatia dijo...

"...mientras mi corazón visita tus pulmones:
se diría que van a formar una comuna."
Esto lo rescato y me lo llevo a la nave. Me encanta cómo escribes Carz.

El desierto... tan próximo a la cuna de nuestros ancestros...
Yo soy también de secano; y, como tú, pasé toda mi infancia soñando con ríos, lagos y parajes de un verde salvaje. Siempre soñé con vivir en el norte y lo conseguí. Suelo parar por mi tierra una vez al año. Un día comprobé que son el Mediterráneo y los bosques de palmeras los que me habían echado las raíces. Y las tonalidades de luz, que cada día me hacen más falta.
Pero la sequía que nos acecha, y que cada vez es más alarmante, está consiguiendo que durante unos meses al año esto se vaya pareciendo más a aquéllo; por ejemplo, la tierra tiene grietas que la estación de la lluvia ya no consigue borrar.
Gracias por tu comentario. Una vez más me ha parecido precioso y revelador.
Saludos desde un púlsar.

22/5/07, 16:33  

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