domingo, enero 15, 2017

οντος de la φάλαινα*

Y somos ballenas varadas en el cielo
que llenan de sombra nuestros cuerpos,
y fuimos ballenas en los sueños y en las piedras
que abortan como subproductos del diamante,
y seremos ballenas en los barros
y en la escama que resulta microscópica:
nunca fue el ser ballena cosa del tamaño,
nunca fue el ser ballena cosa del talento.

Sólo se es ballena
cuando resulta irrenunciable.



(*) Ontología de la ballena, o de la irrenunciabilidad al serlo.

2 Comments:

Anonymous Anónimo dijo...

Ballenas azules...


(Te hablaría de una sincronicidad fascinante ligada a la poesía, de ballenas y de manos que ayer empezaron a trazar por primera vez la caligrafía del griego moderno - por cierta red pulula la fotografía de un proyecto de traducción de cierta poeta griega muy musical que acabará, como todo, en fracaso-, pero eso ya no importa, sólo la soledad de esa ballena que somos cada uno, incluso a quien no le hablas).


Hasta siempre, Carz.

C.

15/1/17, 19:48  
Blogger Carz dijo...

Ante la inutilidad general de la palabra, surgen ecos también fascinantes.
Creo que los echaría mucho de menos si se murieran sin decirme a dónde van.

15/1/17, 20:01  

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