viernes, diciembre 07, 2012

La borrachera me impele a Ángel González (y luego a César Vallejo, cuando muera en París con aguacero)

No llego a distinguir el punto en el que el tiempo es presente para distinguirse del futuro o del pasado. Hoy, recuerdo lo que soñé mañana, en la esquina del poema que afirma que no tendrá ayer su día, o que me apuñalará un tiempo cóncavo en la espalda. O seré, sencillamente, un "se me olvidó que te olvidé" en la "áspera corteza de los mundos meridianos".

Todo esto es homenaje ya a ceniza. O menaje para decorar  tu tumba.
Tranquilo, no me denunciarán tus deudos por el plagio:
se les importa un pito, como a Girondo el tacto de durazno o de papel de lija.

O me olvidé-aste de lo que carece de importancia
y que perdura con empecinada inexistencia.