lunes, julio 16, 2007

Estado de gracia

Debido a Uma

Se le atribuye al señor de Sainte-Colombe el haber encontrado el verdadero sentido de la música: hacer retornar a los muertos. Todas las noches tocaba en una cabaña de su jardín la viola de gamba para que su amor difunto pudiera aparecérsele de nuevo, para observarse una vez más zahiriendo al destino.

Durante la cena vos llevabas puesto el vestido negro que tanto me gusta y tus ojos translucían el estado de gracia del ser que ha encontrado su lugar en el mundo, un lugar sencillo porque lo único necesario era la presencia del otro, compartir las miradas y las sonrisas sabiendo que al otro le sucede lo mismo.

Sonaba Chopin y te dije que creía que era su Fantasía Impomptu. Fuiste a comprobarlo y volviste sonriendo porque había acertado y tu mirada quedó en mi mente unida indisolublemente a dicha pieza: sonaba entre dos personas no sólo como melodía, sino como el tejido que une a dos almas siamesas, invisible y elástico, de manera que puede mantener su integridad frente a los embates que su naturaleza humana les infringe.

Somos humanos porque sabemos del dolor y, sin querer, sucumbimos a él de forma temporal. Pero transcendemos de lo común porque sabemos del estado de gracia. Iba a decir que es una droga, pero no lo es. No es un mero agente distorsionador de la realidad, muy al contrario, es un generador de realidad que parece tan mágica que podríamos estar tentados a pensar de que se trata de una ilusión. El mejor método para alcanzar la infelicidad es pensar que la felicidad es una ilusión, eso deberíamos saberlo.

Y, aunque creo que lo sabemos, que somos conscientes de la trampa, volveremos de nuevo a no saber evitarla, a ceder peso al silencio, a los malentendidos, aunque ya sepamos que la felicidad latente enmudece como el dolor profundo.

Pero ambos sabemos –aunque nos asuste- que ese estado de gracia que alcanzamos permanecerá en nosotros como piedra de toque del amor, como medida de la vida.

4 Comments:

Blogger Princess Valium dijo...

Es imposible no sabernos, sentirnos infelices a veces, para así, alcanzar la felicidad en su punto más alto e ir cayendo por ella hasta volver a empezar. Me gusta eso de que la melodia sea como el tejido que une a dos almas siamesas.
Un beso

16/7/07, 14:47  
Blogger Joan Torres dijo...

Quizá seamos humanos, también, por estar capacitados de aceptar el dolor como medio indispensable de bienes superiores.

16/7/07, 16:39  
Blogger Leuma dijo...

Creo que debe conmoverla seguro, a Uma. En mi opinión la diferencia entre el amor y la adicción es la dependencia, y ese estado de gracia que comentas suena a amor, la música y el silencio son una buena combinación, suerte Carz, un beso grande

16/7/07, 19:27  
Anonymous Anónimo dijo...

Carz, me alegro tanto por tí, disfruta de esa felicidad, yo también creo en su existencia, disfrútala por mí que aún la estoy buscando, besos

17/7/07, 14:54  

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