El hierro en Adviento
Te compro el relato.
Pero no te lo vendo.
No vendo a los gatos
que nos persiguieron
a través de los charcos
y los adoquines
de basalto y de hierro.
Aunque compre la ausencia
tampoco la cuento:
es la bilis su margen
y su impulso al desierto.
Es la amarga retama del Adviento del tiempo.
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