Acaso digas algo
A RMR, en la forma de Islandia en la que sueñan los niños
Cuando escribo,
confundo las palabras y los gestos
y no sé si digo amor o digo ancho,
o si escribo lucidez o digo páramo,
escribo acantilado y grito rosa,
o escribo reyes mientras sueño martín y callo bruma
mientras digo isla y Rèunion en un secreto blanco
-en un oscuro salmo-
cuando escribo teno,
cuando digo alto.
En ése no saber qué digo,
digo escribo, digo amargo,
digo falda, digo corta,
digo cruces o paraguas
digo turba, digo tumbas,
digo alas, digo hadas
o escribo faltas y plomadas,
digo valles, cimas y vaguadas,
escribo flor y digo espina,
digo raíz y digo roca,
escribo nada:
dime algo.
5 Comments:
A veces escribes con el deseo que tienen mis manos.
Martina, por si no te sirve RMR
Escribí. Se perdió. Decía algo de Rainer y Marina. Y de versos ebrios que se alzaban.
Y de mi segura equivocación.
Un abrazo antes de que éste también salga volando.
ñam ñam
parafraseando a Kiko Veneno "nos devora tu miedo devorador a ser devorada".
Quizás las manos tengan un deseo autónomo al dese del yo, es algo que no me había planteado pero que meditaré.
Me sirve RMR. Me sirvió desde el primer momento.
Ceci,
Lamento la pérdida de lo escrito, a mí también me ha pasado y, parafraseando a Silvio, ¿a dónde van las palabras que se perdieron?
Pero, siguiendo con Silvio, ¿adónde van las miradas que un día partieron?
Cuídate: no me gustaría no poder volver a mirarte.
El abrazo es, a veces, una paloma mensajera que siempre encuentra el camino.
Alguien me dijo que alguien dijo que se escribe más de lo que se debería. Que sean libres, como tiza de mandala, las palabras que no llegarán.
Y yo, retomando la máxima de RMR:
"Deja que todo te suceda: la belleza y el espanto".
Un abrazo, aquí.
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