lunes, diciembre 08, 2014

Oxido en tu aliento

Dejo al sol perderse en la montaña como dejo al día que estremezca a las piedras; es algo tan fútil como imperfecto. Es lo imaginado perfecto lo causante del daño, del dolor de ahora vicariamente convertido en refugio de lo que no es ya más que un páramo yermo, una estepa donde los pájaros han de anidar en el suelo y mimetizarlo: parecerse a todo lo que no puede distinguirse del resto; lo cotidiano como sujeto de supervivencia.

Es una forma porque hay otras tantas. Es una sombra porque hay otras luces. Es una luz porque los colores son perezosos y se mezclan por no separarse, embridados en haces que excitan tus pupilas para que puedas no confundirme entre tanto ser que deglutes, entre tanto yo que respiras: comburente del que alientas el resto de las llamas solapando el mundo entre sus sábanas de herrumbre.

Oxido en tu aliento.
Tu aliento me oxida.