domingo, octubre 12, 2014

En Alicante, su provincia y la mía


No tengo el cuajo para ser inmarcesible
y visitar el penal como palabra infame
del mayor poeta que no he conocido
como tan sólo otro que nació en Oviedo.


Visitar la cárcel que umbrió en la pena
a un hombre que fue tan valiente
para escribir en la casa de Vicente Aleixandre
al regresar del frente:
aquí hay much@ put@ y much@ hij@ de put@


He visto varias veces la indicación del penal de Alicante,
pero me dolería verla por lo tan próxima:
tampoco entré a Colliure para honrar a Antonio.
Me causa pudor llorar de corazón a branquias.


Quizás en el rincón de mi extremidad palmípeda
llegara discernir lo claro de lo blanco,
lo azul de lo flamígero,
lo dulce de lo tierno,
lo amargo de lo lo estanco,
lo azul de lo marino,
o lo negro del barranco.


Quizá o tal vez nunca
perdone lo tierno de la aliaga,
lo frágil de la roca,
el sueño de la historia,
la inhabitabilidad del tiempo...
o un rumor de sequedad que nunca me redima
acabe en ser mi manantial de faltas.


Vivir en este tiempo

-por culpa de este espacio-

 es tarea de infames.

Y no purgo mi culpa,

ni tengo más razón que el alimento

de su tesón y mi renuncia,

de su corazón en mis lamentos.