Sinergia
Hoy había escrito dos poemas pero, al leer a Lau, me ha sobrevenido un ataque de empatía crónica, como a un buen amigo le sucede a menudo.
hasta que exhala el aire por los dedos
convertidos en branquias por la asfixia,
los ojos mutados en un sonar
que atiende tan sólo a los latidos
-pausados-
de su pecho.
Y
-la áspera incertidumbre de la espera-
se torna
en suave terciopelo.
No podría,
pero puedo.
Uno no sabe de lo que es capazpero puedo.
hasta que exhala el aire por los dedos
convertidos en branquias por la asfixia,
los ojos mutados en un sonar
que atiende tan sólo a los latidos
-pausados-
de su pecho.
Y
-la áspera incertidumbre de la espera-
se torna
en suave terciopelo.
6 Comments:
Exacto, así es. Suele pasar que descubrimos lo que realmente somos y de lo somos capaces cuando el corazón se viene a vivir al cerebro. Y lo que pensábamos que no podíamos hacer deja de ser irrealizable. Y siempre puede haber una dulzura para llevar con elegancia la incertidumbre.
Precioso, Carz.
Mi admiración y mis besos.
Lo que la espera susurra
se trunca con el mareo.
A pesar de las sentencias sobre la elegancia, o de los regalos a destiempo.
Un (b)eso, pausado desde mis branquias
No dudo que sea un "ataque de empatía", ya se te pasará...
;)
No me extraña tu empatía.
Ya la intuía cuando te leí allí:
Hay poemas que la provocan casi sin quererlo.
Lo cierto es que nadie sabe lo que no puede hacer por la misma razón de que ignora lo que sí puede hacer.
Un abrazo.
Querer, no querer, decirlo o no decirlo; ni hasta pensar es necesario si puedes sentir la suavidad del tercipelo.
Me uno a las sinergias y empatizo con el origen, la continuación y la frase de Ybris, en ella me metí y aún ando dando vueltas dentro como hamster en su rueda.
es precioso
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