jueves, mayo 03, 2007

Del mundo y huracanes

De donde la tempestad habita,
los huracanes huyen.

¿Huir? ¿A dónde?
-dijo el huracán más viejo-
A alta mar
-dijo el huracán más joven-

Pero ni el viejo ni el joven
saben de nuestros besos,
ni de nuestro ansia de ser uno en el otro.
Ni de ese beso
embriagado por la simple presencia,
ni de la reencarnación
continua en el abrazo.

Ni de vos,
que sos mi parte entera,
ni de mi yo en vos,
que soy tu parte última;
ni de estrellas, ni lunas, ni fronteras
sin piel, sin espacio, sin sentido.

Arrancame de vos,
y segarás tu vida,
como si yo te arranco
perezco en el momento.