miércoles, mayo 07, 2008

El libro del desasimiento (I)

Los fantasmas no existen. Ni las historias ridículas. Convertimos en fantasmas los rostros pasados en un intento de enterramiento, los cargamos de un sudario y unas cadenas para borrar su rostro y su silueta y lastrar su movimiento porque tenemos miedo de que nos vuelvan a alcanzar. Igual sucede con las historias que con el transcurso del tiempo queremos convertir en ridículas: pretendemos transmutar los sentimientos que fracasaron en hechos sin peso, en motivo de risa. De los fantasmas y de las historias ridículas mana el desasimiento. Éste es su libro.


Tessa in the bath, BSO de El jardinero fiel (Alberto Iglesias)

4 Comments:

Anonymous Anónimo dijo...

Bueno, hay a veces fantasmas en el futuro, y para acompa�ar, historias m�s rid�culas a�n porque nunca sucedieron. Y eso no te hace sentir desasida, sino coliflor.

7/5/08, 15:52  
Anonymous Anónimo dijo...

El que se quema con leche, ve una vaca y llora:))
No sè quièn quisiera trasmutarlos y moverlos a risa, eso habla de un alma trivial e insignificante.
Convertimos lo vivido en lo que se puede, en lo que alcanza la visiòn del dolor, luego viene el desasimiento por añadidura, porque hay que continuar viviendo.

O no entiendo nada.
Un abrazo de
La de los acentos despeinados.

7/5/08, 17:16  
Blogger ybris dijo...

Pues sí. A pesar de todo lo que queramos decirnos, los fantasmas existen porque están.
Y no sirve lastrarlos ni ridiculizarlos.
Sobreviven, afortunadamente.
Claro que siempre es posible desasirse de ellos.

Abrazos

8/5/08, 6:20  
Blogger Laura Escuela dijo...

venía en el coche pensando que me apetecía leerte, de un apetecer rayano en la necesidad. Un apetecer más que otras veces, o al menos de un modo distinto.
Quería decírtelo.

beso

8/5/08, 22:25  

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