De simulacros y muros.
Es difícil amar profundamente a alguien
sin admirarlo de alguna manera
y, por tanto,
sin sobrevalorar alguna de sus capacidades.
sin admirarlo de alguna manera
y, por tanto,
sin sobrevalorar alguna de sus capacidades.
Existen los simulacros que se venden y también los que se compran. Pero cada uno de ellos lleva aparejada una minusvaloración del yo aunque no se compren cuando se venden, aunque no se vendan cuando se compran. Cada simulacro es un miedo a la vida, es una vida en el miedo, una lamentación que se acumula en el muro que, de repente, nos rodea.
5 Comments:
El miedo levanta un muro defensivo y usa caretas extrañas, y luego, esa falta de autenticidad sólo lleva a lamentarnos, un beso
Saludos Carz
A veces tenemos que renunciar al miedo, dejarlo todo, para que pase lo que tiene que pasar al cortar los cables que nos atan... darnos cuenta que simplemente por amar, no somos amantes, que por escribir no somos escritores... cualquier lado que se camine es el de una
ninguna seducción se rifa, ni se vende, sin pretender que no se viole la autoestima y la propia autenticidad
Besitos
Está claro que se trata de aceptarnos como somos.
Darse cuenta de los simulacros es un modo de saber quiénes somos.
Abrazos
...y sobrevivimos como podemos en el iglú.
Ignoro si te estoy sobrevalorando, pero no importa porque te admiro profundamente y me siento bien haciéndolo. Tanto que, hasta ahora, no me atreví a expresártelo.
Gracias, además.
Publicar un comentario
<< Home