sábado, junio 03, 2006

Cuento de sadah

Concibo la ausencia que impregna estos días como el rito iniciático de esta mutación que estoy realizando. Noto que algo ha cambiado en mi interior y que ese cambio requiere más cambios en mi forma de vida. Parece que una etapa se está cerrando, parece que otra quiere abrirse. No sé si esta nueva etapa comenzará en soledad o en compañía y, en este último caso, en qué compañía: he aprendido que pequeñas decisiones pueden producir grandes consecuencias, un diferencial aparentemente sin importancia acaba conformando una vida. Y, aunque una vida pueda parecer insignificante, es todo cuanto somos.
Dirijo estas palabras al vacío mientras regreso a lo que podría llamar mi hogar, aunque se me ocurren otros lugares que también podría llamarlos de igual manera, a pesar de que en alguno de ellos sólo haya estado unos pocos días. Todo dependerá de pequeñas decisiones, aparentemente insignificantes, pero que podrán afectar a varias vidas. También intervendrá la capacidad de sufrimiento de las personas involucradas, su capacidad de ser fieles a sí mismos aún asumiendo íntimamente que podemos estar viviendo un cuento de hadas sin final feliz, en el que el príncipe es devorado por el dragón o la princesa se queda por siempre en la soledad de su torre.

2 Comments:

Blogger indah dijo...

No hay diferenciales sin importancia, ni siquiera los que aparentemente nos lo parecen, lo sabré yo.., y no lo es, porque no es posible que los haya, al menos si tenemos en cuenta algunas afirmaciones "fisico-cuánticas". Bueno, la verdad es que si yo fuera cubo, no me fiaría mucho, claro que no: preferiría que alguien, quizá una xana, hubiera tenido la precaución de poner un cohete :)))) aís, pues sí, en el trasero, sería casi una garantía de que, por fin, vería la luz.

Es un texto tan serio, aunque yo no puedo evitar restarle dramatismo, que parece escrito en el siglo XIX o principios del XX. Las grandes historias de amor, la capacidad de sufrimiento, de sacrificio. Hoy huimos de tales palabras, o de sus significado, como alma que lleva el diablo. No están de moda, Carz. Como en la paradoja del huevo o la gallina, no sé si es culpa de la velocidad a la que nos obligan(mos) a vivir, o si nos la imponemos –ah, los dioses modernos– porque no soportamos nuestro propio silencio. Quizá porque nos da miedo que nos aprovechemos de él para hablarnos o para conocernos.

Buenos días :)

3/6/06, 12:47  
Blogger Carz dijo...

Lo cierto es que emocionalmente soy un ser pasado de moda, creo en la honestidad de los sentimientos y valoro su intensidad.
Y, aunque lo que observamos es el comportamiento agregado de partículas subatómicas y, por tanto estadísticamente predecible, siempre existe un margen de error estadístico, que nos indetermina y nos hace libres para aquéllos que cifran la vida en la esperanza, aunque sea remota, muy remota.

Gracias de nuevo indah.
Un abrazo.

4/6/06, 14:56  

Publicar un comentario

<< Home