jueves, abril 28, 2005

Aprendiendo de lo que llamáis olvido

… y cuando se van diluyendo en la memoria las implicaciones emocionales a las que estaban sometidos los acontecimientos de nuestra vida pasada, parece que perdamos su consuelo, parte de lo que fue su dicha. Sin embargo es un error, pues ése es su destino. Y su sentido.
El desvanecimiento de la vehemencia en los recuerdos permite su asentamiento en nuestra personalidad, aportando el necesario alejamiento que le confiere la perspectiva suficiente para su comprensión. Aunque tal desapasionamiento tarde en llegar, aunque parezca una forma de prematura muerte, no debemos olvidar que cuanto mayor es el dolor que nos producen los recuerdos, mayor dicha representaron. Ésta es una retribución que, aunque vicaria, no a todos les es concedida.


1 Comments:

Anonymous Anónimo dijo...

Sabes?.. llevo rato aqui, intentando saber de ti entre tus letras.. desenredando los sentidos.. como quien pide permiso para dar un paso en tu espacio.. acercarme un poquito mas a ti.

He dormitado.. entre M.Richter.. y tus brazos. Fui azul.. pero no logre ser gaviota..


Me pregunto que tanto te dolere....


:)

8/6/10, 3:25  

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