LAS HORAS
Nada permanece más allá del horizonte del olvido. Salvo vos, claro
Hora cero
De cualquier forma
Porque, pese a todo,
-incluso a nosotros mismos-
no podremos malograrlo,
porque, de cualquier forma,
este horizonte nuestro
-inasible como el deseo más íntimo-
seguirá oliendo a rosas.
Hora uno
Justicia
Cuando seas sólo un recuerdo
que reclame justicia
me asaltarán las lágrimas que no supe otorgarte.
Acercaré mi oído al vientre de la tierra
y en su rumor profundo
escucharé tu pulso
como canción de cuna
que me lleve en paz
hasta el silencio último.
Hora dos
Enredadera
A qué soñar con detener el viento
si el viento, detenido, carece de su esencia.
A qué soñar con detener el tiempo
si el tiempo, detenido, acaso, es sólo muerte.
A qué soñar aquel sabor a vida,
las piernas enredadas,
mis dedos enredados en tus cabellos rubios,
enredados los besos
por entre nuestras bocas
mientras un millar de tulipanes negros
perfuma lo que fuimos.
Pero, si todo esto es cierto,
-acaso no lo sea-
por qué añoro ahora
aquel amanecer, desnudos y felices,
en el que, desprevenidos,
nos sorprendió la gloria.
Hora tres
Limpieza
Herido de vida
-y por ella-
un viento frío sopla desde el abismo
que se abre a mis pies.
Sin engaños
el dolor duele igual
pero es más limpio
y lava el futuro
que ojalá te sea fiel.
Hora cuatro
Límites
Sustentados los labios
por el pilar de los besos
delimitan tu boca
como el hogar del deseo.
2 Comments:
sin engaños
una lagrima roja..
la palma tendida, abierta..
Muy humano Carz.
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