Ñusta

Te beso como quien se desprende del mundo
-esa carga incomprensible-
y se abraza al profundo pozo de tus ojos.

Ser como se quiere,
con la epidermis revuelta en la mirada,
con el calor del hielo hendido en los tendones
y el deseo -violeta- entretejiéndote.

Si deshacerse en hilos fuera tan sencillo
como caer de bruces por un sueño
o saber que todo lo perdido
fue fruto de un recuerdo falso
-como un canto de sirena-
o burdo
-como un vuelo de trapecio-
las acrobacias se vestirían de caricias
como se siente el golpe del deseo
y como siento hasta las raíces de tu sueños
al posar mis manos en tu pelo.

Aquí estamos:
dos prolongaciones del tiempo que se estrechan para darle algún sentido,
entresentidos en un deseo obscuro.


Hoy no estás aquí... y no existe el mañana.


O Virtus Sapientie, Fläskkvartetten
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Rehacimiento

...la gente más desgraciada es la que pretende hacer del amor un arte. Eso malogra cualquier otro esfuerzo.
El hombre que estudiaba yoga, Norman Mailer.

Hacer del hacer un arte,
hacer de la vida una vida
y hacerte te, mientras sonríes.


Fünf Lieder, Op.48, n.4 "Winterweihe", Richard Strauss
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PS.-La traducción al castellano de lo que suena es:

Consagración invernal
(Karl Friedrich Henckell, trad. Martin Zubiria)

En estos días invernales,
Ahora que la luz se vela,
Que nuestro corazón abrigue,
Que mutuamente nos confiemos,
Lo que nos colma con su luz por dentro.

Debe de arder sin extinguirse
Lo que una suave lumbre enciende.
Eso que anuda tierno nuestras almas,
Y tiende del espíritu los puentes,
Nuestra consigna sea sin palabras.

Del tiempo gire el huso a su sabor,
Cambiarlo apenas si podemos;
Perdidos para el mundo y su ilusión,
En nuestra isla consagremos
Días y noches a un dichoso amor.

Algo divino

algo divino hay en tus dedos
José Luis Vidal Carreras

y algo amargo queda en mis entrañas:

un rencor de soledad
-una gangrena-
un deseo tamizado en aire obscuro,
un amasijo de sueños y traiciones,
un rumor de piedra fermentada,
un dolor de astillas sin su pena,

una cruz sin brazos
-una hoguera-
un lecho de versos y tijeras,
un jardín de estómagos sedientos,
una marea de ojos que se cierran,
un túmulo de dientes y sargazos,

una bandada de besos
-en salmuera-
un rebaño de dioses y de ocasos
una legión de colmillos sin sus fieras
una procesión de tristes pasos

una grieta de amor entre la arena.


"Al santo sepolcro", Vivaldi
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Memoria mercenaria

La memoria, a veces, consigue disociar el cuerpo de la vida.

Memoria bisturí,
memoria cepo,
memoria a trompicones como fábulas,
memoria a destajo y sin papeles,
memoria mercenaria,
memoria torrente entre barrancos,
memoria encinta, memoria desgranada.

Memoria para acabar el día.
Memoria para salvar el agua.


Hope Theme, Thomas Newman
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De apariencias y gusanos

Estuve hace poco en un mercadillo y en un puesto vendían gusanos de seda. ¿Recordáis aquellas cajas de zapatos agujereadas, las hojas de morera, el tacto frío de la oruga?

- Buenas, ¿me vendaría usted un gusano? -le dije al comerciante-
- Pero, ¡hombre de Dios, no sea usted ignorante, se dice vendería!
- No, no, mire: éste está sangrando.

Sin con tu sonrisa

Si te vas,
no me dejas más que con tu ausencia,
que edita calendarios
y ciega las edades,
que hace de ti tan sólo un sudario
y marca el mediodía con tu sombra.

Y aquí,
entre sin tu yo y mi yosinmigo,
reverdecen los tallos,
despuntas las espinas,
brotan las flores de con ya sin con tus pétalos,
se desconchan las esquinas de sin con tu sonrisa.



Jesu bleibet meine Freude, J.S. Bach
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El hecho de escuchar de nuevo este décimo movimiento de la cantata me he propiciado un leve arranque de optimismo. Jesús nunca ha sido mi alegría, pero, Bach, ah, Bach.

Siete (millones de...) girasoles

Invento un tríptico de siete lados
-pero sólo siete, porque "7" es un número mágico-
y, después de tanta fructífera queja,
me voy al más incógnito de los desiertos.

¿Te imaginas? Verte llegar con un vestido blanco entre un mar de girasoles.
Sí, claro, "of course", tú también lo negarías.

Pero aquí estoy.
Si quieres verme.

De formas y rocas

Quizás la tristeza deba devastarnos,
manar del interior, otorgarnos la forma:
no se puede elegir por qué estar triste,
no se puede decidir tampoco no estarlo.

Demasiados vientos arrasaron las rocas,
demasiados sueños nos dejaron inermes:
envidio la inermidad de la piedra delante del viento,
envidio la dureza del sueño que erosiona la vida:
suavidad incorpórea que nos acaba esculpiendo,
densidad absoluta que nos arrastra a lo hondo.

Hay objetos que, como símbolos,
acaso son islas entre tanto arrecife,
proporcionan cobijo entre tanto naufragio,
son las cenizas que dejan los sueños
-porque los sueños arden
y su combustión es la nuestra-
que proporcionan consuelo y proporcionan abrigo.

Quizás el consuelo deba devastarnos.
Quizás sea tiempo de que lo consiga.



Cymbeline, Loreena McKennitt
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Más que tu palabra

Para indah, in memorian

Sí, puedo escribir tu nombre
como quien nombra el agua
o pinta el viento de amarillo.

Sí, pude ver en tu muerte
los no-secretos que nunca me contaste,
porque no eran de tu ser en mí,
porque que te desenfocaban;
y entender el por qué sí me confiabas
tus secretos más íntimos.

Sí, ahora más que nunca, he comprendido
que querías ser en mí aquella niña
a la que hipnotizaban las pozas
o a la que le asustaban las vacas,
la que mataba botes a pedradas
o la que cambiaba un reloj para salvar un pajarillo;
la que me miraba sentada en el cinto de Orión
y me cuidaba o me reñía.

El cariño rebasa las palabras dichas
-quizás radique más en las calladas-
como rebasa el tiempo cualquier fecha,
o como el agua no retrocede ante el barranco
y se precipita para ser luz y ser espuma.

Amiga, en mí no habrá olvido que te cubra:
me diste mucho más que tu palabra.



Noc pecal'na, op. 26 Nr 12 (La noche es triste), Rachmaninov( canta Galina Vishnévskaya)
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