Primer compás de bulería
sus anclas y sus mañanas,
tiene por perla al rocío
y por río, a tus entrañas.
Calle abajo, van las aguas,
calle arriba, tus ventanas,
tus ojos son mi delirio
y tu sonrisa, mi hermana.
Masticado entre tus dientes
mi corazón, se desgrana
y se viste de amarillo
tras esconderse en las cañas.
Cañaveral y nenúfar,
jara, esparto y retama
para morir en tus pechos
y renacer en tu cama.
Porque las olas y horas
más que enemigas, hermanas,
y, entre el rumor y el silencio,
un repicar de campanas.